Desde las primeras extracciones en los años 40, pasando por las dos décadas de cierre a su etapa actual, en la que la mina se ha convertido en todo un referente europeo en la extracción del coltán
En la aldea de Penouta, en Viana do Bolo, se encuentran los restos de una de las minas más importantes de la provincia. Aunque su hallazgo se remonta al año 1906, la actividad de la mina comienza en los años 40, cuando se obtuvo por primer vez el permiso de explotación. Posteriormente, la propiedad pasó a manos de un grupo de empresarios extremeños, que pusieron la extracción de la mina a pleno rendimiento. Una etapa en la que trabajaban en Penouta más de 200 personas, extrayendo estaño y wolframio tanto en turnos de día como de noche.
El último período de explotación abarca desde la década de los años 70 al 1982, llegando a su fin en 1985, cuando la propiedad pasó de las manos de Ruiz Mateos al Estado debido a la expropiación decretada por el Gobierno socialista de Felipe González. Un cierre que evidenció el impacto medioambiental provocado en la zona, así como la dependencia económica de la mina para la economía de la comarca.
Después de este desastre y tras más de dos décadas de abandono, en el año 2011 la mina despertó el interés de la compañía Strategic Minerals Spain, que decidió aprovechar la oportunidad para proceder a reabrir Penouta. Allí, desde hace dos años, la compañía se dedica a la extracción de niobio y tántalo, la base del coltán, denominado el "oro negro" que se emplea para fabricar dispositivos electrónicos.
Una nueva vida para la mina que llegó tras cuatro años de negociaciones y retrasos, y que da a Viana oxígeno con la creación de 70 nuevos puestos de trabajo. Penouta se ha convertido en la única mina europea en la que se extrayen estos metales, convirtiéndola en un referente para el mundo de la tecnología.
