“No rural non hai nada para alugar, e a demanda existe”

La zona rural cercana a Ourense gana posibilidades. En la imagen, Quintás de Reádegos, en Vilamarín. (ÓSCAR PINAL)
photo_camera La zona rural cercana a Ourense gana posibilidades. En la imagen, Quintás de Reádegos, en Vilamarín. (ÓSCAR PINAL)
Las inmobiliarias destacan que cada vez más gente joven busca viviendas fuera de la ciudad

La alta tasa de segundas viviendas y la consecuente concentración de la propiedad tiene su traducción en el mercado inmobiliario, especialmente en el de alquiler, donde hay más demanda que oferta. El agente inmobiliario Carlos Iglesias, de Remax Habitat, apunta que “aluguer en Ourense que esté ben, que llo poidas ensinar a alguén para entrar a vivir, non hai”, y explica que esto se debe, en parte a que “a xente maior ten moito piso antigo, e non o quere alugar, ou sí que quere pero están coma nos anos 40, entón antes que gastar cartos prefiren telo baleiro”.

Esta situación, señala, se ve claramente en el Casco Vello, donde “moitos edificios están caendo”, aunque también se siente con gran intensidad en el rural, ya que “non hai casas, e o que a ten non a aluga, prefire tela para usar na fin de semana”. Sin embargo, la demanda está creciendo en estas zonas, especialmente desde la irrupción de la pandemia, con un perfil de cliente bastante definido. “Todos os días, sorprendentemente, hai xente xoven que busca alugar unha casa ás aforas, cerquiña de Ourense. Adoitan ser persoas que traballan na cidade ou no polígono de San Cibrao”.

Destaca que los destinos más demandados son los colindantes con la capital provincial, como puede ser el propio San Cibrao, O Pereiro de Aguiar o A Valenzá, una de las localidades que más población ganó desde el cambio de milenio. Agrega que la demanda puede aumentar todavía más si se mejoran las posibilidades de transporte, con más servicios de autobús o de tren por toda la provincia.

Esta situación de más demanda que oferta tensiona al alza los precios, que en la ciudad rondan ya de media los 414 euros, según el Observatorio da Vivenda de la Xunta de Galicia. “Os alugueres, para o nivel de salarios que hai en Ourense, están caros. Pode custar 400 euros nun barrio das aforas, e de aí para arriba. Un piso normaliño custa 500 euros, e aparte de eso tes que pagar luz, auga e demáis”, agregó Iglesias.

Una salida a esta falta de vivienda puede ser apostar por la rehabilitación de edificios antiguos, para la que existen diferentes líneas de subvenciones, y en este sentido, Iglesias agrega que puede venir tanto de la iniciativa particular como de la de los ayuntamientos. “Os concellos pequenos poden invertir nas casas vellas, reformalas e logo poñelas en aluguer”, concluyó. El agente inmobiliario ve esta posibilidad más realista, ya que normalmente se requieren grandes desembolsos que los particulares no pueden asumir.

La transacción de viviendas alcanza su mayor valor de la última década

Mientras el mercado de alquiler pasa apuros por la falta de inmuebles disponibles, las transacciones vienen creciendo en los últimos años, hasta alcanzar en 2021 el valor más alto de la última década, apoyado especialmente en los activos de segunda mano, puesto que ante la falta de un Plan de Urbanismo actual, la vivienda nueva se encuentra en horas bajas. 

En la provincia se registraron el año pasado un total de 2.453 transacciones, según los datos del Instituto Galego de Estadística, de las que 2.278 fueron sobre viviendas de segunda mano, mientras que las de obra nueva supusieron 175. Aquí se observa una contradicción, puesto que mientras la cifra total es la más alta desde las 2.870 transacciones de 2010, las 175 nuevas viviendas vendidas suponen la menor cifra desde que hay registro. Para ilustrar la situación, cabe resaltar que en 2010 se vendieron un total de 1.623 nuevas viviendas.

 Tras la crisis de 2008, la venta de inmuebles se hundió, hasta alcanzar su punto mínimo en 2013, cuando se contabilizaron 1.138 transacciones, y desde ese momento viene en aumento, recuperado parte del terreno perdido. En estos años la tendencia es clara, un aumento lento pero sostenido, todavía lejos de lo vivido antes de la gran crisis, y con un predominio de la segunda mano.

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