rutas de val y montaña

Una ruta por pista-monte a través y sendero

Cachenas portuguesas pastando en a Portela de Amoreira donde pasarán todo el verano.
photo_camera Cachenas portuguesas pastando en a Portela de Amoreira donde pasarán todo el verano.

Una circular entre países podría ser esta ruta entre las sierras de Xurés-Gerês, en parte solamente, señalizada más que con las clásicas de pintura con esos hitos que mariolas llaman en el vecino país. Comienza y acaba en Lobios. Podría abreviarse si alguien nos va a buscar a Portela do Homem, que es la que el mapa señala.

Saltamos de una a otra caminata, de fácil a difícil, y esta de hoy más dificultades que las ordinarias presenta. En principio se discurre por térrea pista, después por empedrado camino, luego sendero imperceptible y que requiere mucha atención, y una travesía por donde los marcos fronterizos entre a Portela de Amoreira y Portela do Homem, son una opción pero que esta vez no seguimos, bajando por la pista dos Carrís, superando buenos desniveles por zonas de alto nivel paisajístico: valles glaciares de As Sombras, minería de wolframio, picos Ventosa, Nevosa y Altar de Cabrôes. Tanto regalo para el espíritu y esfuerzo para el cuerpo compensado por lo expuesto.


Desde Lobios as Sombras


A la salida se puede hacer desde el mismo Lobios, dirección Portugal donde dobla la carretera, un camino entre unas casas y fincas  asciende hasta Sa donde se toma la carretera a Gustomeau; al poco, iremos por la primera intersección a derecha. Por ella subiremos hasta la llegada a una piscina para captación de agua en incendios, pasada la cual se nos ofrecen a la vista los valles cuando seguimos transitando por esta pista de buen firme que va trazando profundas eses para salvar numerosos valles, o corgas en este caso, hasta que avistamos el valle de As Sombras con la ermita del Xurés encima de Vilameá y el profundo y glaciar río de As Sombras o Vilameá, por el que discurre un sendero ahora interrumpido por la semicaída de un puente. La pista sigue plácidamente y nos permite extender la vista sin necesidad de estar pendiente de los pasos. Un afloramiento de sienita nos indica que rica en minerales, cuando ya en la vecindad del río de As Sombras, tomamos por su margen derecha la empinada pista muy erosionada y pedregosa de las minas de wolframio, propiedad que fueron de Antonio Tejada, de las que restan desvencijados barracones, terraplenes, varias bocaminas, semitapiadas, diseminadas por la falda de la montaña.


Sombras - Carrís


Tomando el sendero empinadísimo que sale casi a través de un arroyo nutricio del río das Sombras, entre los barracones, nos obliga e temperar nuestros pasos, a esforzarnos y a luchar entre retamas, carqueixos; menos silvas y tojos, y por arbustos que convierten el casi invisible sendero en un dédalo por el que la amenaza de pérdida está presente, a no ser que se tenga una clara visión de a dónde vamos.

Ya en la planicie nos encontramos en la llamada portela de Amoreira entre el picacho de As Sombras y el altar de Cabrós en la sierra de Cruz de Piñeiro entre el valle de Ricaldo y el glaciar del Homem, que es una opción al retorno crestear entre marcos fronterizos como señalización. Unas vacas de larguísima cornamenta pastan y aprovechan las allí gratas hierbas mientras nos acercamos a la pista dos Carrís, que desde Portela do Homem, 600 m. más abajo, en Ponte Sâo Miguel, conduce por una docena de kilómetros a las minas de Os Carrís, que es a donde nos dirigimos una vez contactados con la pista, a izquierda. Una pendiente por la enlosada pista, que de tan erosionada por arrastres de agua, hace incómodo el tránsito, nos sitúa en la mismísima explotación minera que tenía barracones para albergar a más de un millar de trabajadores, un lago con presa para facilitar las labores, una zona precipitada donde estaban los lavaderos del mineral. La mina estuvo activa por los años cuarenta de la Segunda Guerra y posteriormente reabierta cuando la guerra de Corea de los cincuenta.


Sombras - Ponte Sào Miguel


Retornamos por el tortuoso camino o pista dos Carrís, en tiempos de firme compactado, ahora erosionado, descarnado por el que el paso de tal atención que la menor distracción dará con nuestros huesos en piedra; encima se cierra en algunos tramos por donde debe abrirse uno camino entre los retamales o xestiles. Todo podría compensarse con la visión de las cascadas del glaciar río Homem, las pozas de aguas esmeralda, pero esto haciendo paradas para no caerte. Un tránsito de 12 km. en el que han de emplearse no menos de 3 horas hasta la arribada a la cascada de Sâo Miguel donde siempre hay mirones y algún arrojado bañista, hasta que a derecha, carretera arriba, te hallas en la misma frontera, cuando más de 30 km. empleados, pero que aún podrían prolongarse por un camino paralelo a la carretera que baja a Riocaldo tomando la vía Nova hasta la misma estación balnearia, y aun allí yendo a Vilameá y tomando por los Muíños da Albariza se podría seguir y enlazar por pista hasta el lugar de salida. Un kilometraje que sobrepasa los 40.

En definitiva una dura travesía, pero que como todas pueden suavizarse si se hace con pausas. Desaconsejada la bajada por la pista de Os Carrís y aconsejable cruzar los roquedales, muy asequibles, siguiendo los marcos fronterizos, por la llamada serra de Cruz de Piñeiro, que te dejarán al pie de A Portela do Homem.

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