La familia ourensana de fray Juan Jacobo acudirá a la entronización de su imagen en la Catedral

La saga que se destapó con el beato de Moire

Casa natal del beato Juan Jacobo, en la localidad de Moire. (Foto: Martiño Pinal)
Una imagen de fray Juan Jacobo Fernández será entronizada el viernes en la Catedral. El beato perteneció a una amplia familia, con ramificaciones actuales en la ciudad, y entre la que se cuentan el médico de Isabel II y escritores como Cela.
El 9 de julio de 1860, ocho franciscanos y tres seglares fueron martirizados en Damasco (Siria) por su devoción cristiana, a manos de la minoría islamista de los drusos. Entre los mártires se encontraba Juan Jacobo Fernández, nacido en 1808 en Moire (Piñor). No fue una muerte compleja de narrar: lo arrojaron desde el tejado de la iglesia, y como no moría, y suplicaba a Cristo con fervor, lo remataron de una cuchillada. Ahí se acabó.

Los Mártires de Damasco, como se los conoció en la posterioridad, recibirían su recompensa en 1926, cuando el Papa Pío XI los beatificó. Este viernes, la Catedral de Ourense pasará también a albergar una imagen de fray Juan Jacobo, un acto de entronización que se desarrollará con una misa solemne.

Este procedía de una familia numerosa, que lo siguió siendo después de su muerte. Eso facilitó que lo sucediesen parientes de relevancia notable. Camilo José Cela, premio Nobel de Literatura en 1989, asegura en su obra Judíos, moros y cristianos, que el padre del beato, del que el escritor era tataranieto, ejerció de médico en Carballiño, desde donde cruzaba correspondencia con Jean Le Rond D'Alambert, uno de los padres de la Ilustración francesa.

Con 50 años, fray Juan Jacobo se subió al ‘Barcino’, vapor que iba a conducirlo a la muerte. Atrás dejaba a su hermano Ignacio Benito, médico en Celanova, y a su sobrino Marcial, boticario en la misma localidad.

Protector de Curros Enríquez

Modesto Fernández González, también sobrino del beato, fue un reconocido escritor y publicista, y mecenas de Curros Enríquez allá por la década de los 70 del siglo XIX. Según relata un estudioso de la familia y miembro de la misma como José Ricardo Rodríguez Pérez, con algunos trabajos de tipo histórico al respecto, Modesto Fernández ‘se ocultaba bajo el seudónimo ‘Camilo de Cela’, habitual en publicaciones como La correspondencia de España, El contemporáneo o La Ilustración española y americana’.

Alto funcionario del Ministerio de Hacienda en Madrid, también de él ofreció noticias Camilo José Cela, refiriendo que el libro La Hacienda de nuestros abuelos ‘le proporcionó gran nombre en la época’.

Una escultura de Ramos Corona le recordará

Los familiares de Juan Jacobo Fernández entregarán este viernes a la Catedral de Ourense una imagen del beato, que será entronizado en una misa a las 20,00 horas. La escultura, obra de Manuel Ramos Corona, completará el reconoci miento del beato, que actualmente cuenta con otra imagen, así como con una placa que recuerda su martirio, en el templo parroquial de Santa María de Carballeda, pueblo de Moire en O Reino, en el concello de Piñor, de cual era originario.

El cirujano que atendió al general Prim era sobrino del religioso ourensano

Cesáreo Fernández Losada, uno de los familiares ilustres del beato ourensano, nació en Bobadela (Celanova) en 1831. Hijo de un médico de pueblo y sobrino del beato, se licenció en Medicina por la Universidad Central de Madrid. En 1856 ingresó en el Cuerpo de Sanidad Militar. Ello le permitió participar en numerosas acciones bélicas en Marruecos y tomar contacto con las heridas de bala a las que en otras etapas de su vida volvería a hacer frente. En todo caso, en la campaña de Marruecos (1860) atendió al general O'Donnell, que dirigía las tropas que se impusieron en la Batalla de Tetuán.

Entretanto no llegaban nuevos e insignes heridos, en 1867 salió elegido diputado a Cortes por Ourense, y en 1874 ascendió a general. Propietario de una clínica quirúrgica, fue también médico de la real cámara de Isabel II y Alfonso XII. En 1870 formaba parte del equipo médico que atendió las heridas del general Juan Prim, quien entonces ocupaba los cargo de presidente del Consejo de Ministros de España y de ministro de la Guerra. El 27 de diciembre, según recuerda José Ricardo Rodríguez Pérez, Prim transitaba por la calle del Turco en una berlina de cuatro ruedas tirada por caballos, cuando por sus ventanas asomaron de pronto los cañones de varias carabinas. Entre los médicos que lo atendieron estaba Cesáreo Fernández Losada, que no pudo evitar que algunos días después falleciese.

Además de las familias Arce y Temes, con muchos miembros actualmente en la ciudad, el poeta Antón Tovar (1921-2004) estuvo también emparentado con el beato, que fue su tío tatarabuelo. La genealogía familiar de fray Juan Jacobo, a través de uno de sus hermanos, conduce hasta Antonio Román (1911-1989), director de cine natural de Ourense, y uno de los renovadores del cine de posguerra, junto con Rafael Gil y Sáenz de Heredia. Entre sus películas más comerciales se encuentran Lola Montes (1944) y Los últimos de Filipinas (1945).



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