La conducción bajo el efecto del alcohol y las drogas es un factor determinante para que se produzca un accidente. Esta semana de agosto aglutina la mayor concentración de fiestas patronales del verano, por lo que las autoridades de tráfico de la provincia presentaron ayer una campaña para alertar sobre las consecuencias de volver a casa sin poner todos los sentidos en la carretera.
Las cifras preocupan. En 2022 se registró un aumento en las sanciones a conductores que circulaban ebrios o drogados. Fueron 67.253 bajo los efectos del alcohol -una cifra que contrasta con los 60.397 de 2019-, y 28.572 bajo los efectos de sustancias, un 33% más que antes de la pandemia.
Por otra parte, los datos del primer semestre de este año revelan que 2023 rematará con cifras récord. En medio año se registraron cifras parecidas a las de todo 2019. En las carreteras provinciales fueron detectadas 55.215 personas alcoholizadas y 20.079 drogadas, solo mil menos que en todo el año prepandemia.
La campaña arrancó en el punto kilométrico 4.5 de la OU-536, a su paso por Castadón, la carretera convencional con mayor tasa de siniestralidad de la provincia. Allí, el subdelegado del Gobierno, Emilio González, acompañó a la subjefa provincial de Tráfico de la provincia, Andrea Conde, y al teniente jefe accidental del subsector de Tráfico de la Guardia Civil en Ourense, Javier Barja. Conde recalcó la importancia de que “la única tasa segura es 0.0”, y Barja apeló a una “especial precaución en los trayectos cortos”. Además, señaló que “a cualquier hora de cualquier día puede haber un control”.
Menos muertes
Los fallecidos por conducir bajo el efecto del alcohol y las drogas en siniestros ocurridos en la provincia disminuyeron en relación a años anteriores. En 2022 fallecieron trece personas en las carreteras, de las que solo dos habían dado positivo. Por otra parte, en 2019 de los nueve muertos al volante, cinco iban ebrios y uno había consumido sustancias.
