El edificio de la calle Curros Enríquez podría ser cedido a la Diócesis

Las Siervas de María hacen las maletas, tras 116 años

Dos de las religiosas ourensanas recogían ayer algunas cajas con enseres y mobiliario.
Las religiosas de las Siervas de María ultiman su despedida de la ciudad. Cuatro de las ocho monjas que forman la delegación ourensana de la congregación partirán este sábado hacia su nuevo destino, en A Coruña. El resto, continuarán hasta finales de mes recogiendo la casa, un edificio de seis plantas y bajo situado en la calle Curros Enríquez, y 'con el papeleo' respectivo, según explicaban ayer las hermanas. En la ciudad herculina vivirán siete hermanas, mientras que una, de origen portugués, viajará hasta Oporto.
Quedará entonces libre el edificio, inaugurado en el año 1982 en una de las zonas más céntricas de la ciudad. Si bien todavía la orden religiosa no ha pensado en posibles destinos para el inmueble, el delegado episcopal para la Vida Consagrada, Jorge Juan Pérez, aseguró que -a pesar de 'estar pendientes de lo que la congregación y el señor obispo determinen'- en este tipo de situaciones son dos las posibilidades.

Por un lado, estaría la venta, algo poco previsible puesto que las Siervas de María 'no descartan que, si repuntan las vocaciones, volverán a Ourense'. En segundo lugar, 'llegarían a un acuerdo con el Obispado para cederlo o donarlo a la Diócesis' y que ella pueda disponer otros usos. Con todo, la clausura de la casa parece no plantearse como opción de futuro entre sus responsables.


MISA EN HOMENAJE A SU LABOR

Como preámbulo a la partida de las religiosas, esta misma tarde el obispo, Leonardo Lemos, presidirá una misa en su honor en la parroquia de Cristo Rey, en As Lagoas. A las 20,00 horas fieles y autoridades de la ciudad homenajearán a la orden, con las actuaciones del coro de San Pedro de Moreiras y la Real Banda de Gaitas. Tanto desde la congregación como desde los responsables de la Diócesis mostraban su tristeza por la despedida.

'Para mí es una situación dolorosa que no me resulta fácil asimilar por la impronta de tipo caritativo y social que realizaron', decía ayer Lemos Montanet. En cualquier caso, recordó que su labora está 'avalada por 116 años de servicio'. En términos similares se pronunciaba Jorge Juan Pérez asegurando que 'sin duda es una gran pérdida' la marcha de una comunidad, puesto que 'empobrece a la iglesia local por su trabajo asistencial en un campo tan importante como la salud'.

La avanzada edad de algunas de las hermanas de Ourense y la falta de vocaciones ha sido determinante para que la congregación optase por el cierre de la casa local, repitiendo lo ya sucedido en Santiago o Pontevedra, además de en otros puntos de España. En caso de que ese repunte de vocaciones se produzca, como ya ocurre 'en Filipinas o Latinoamérica', y las Siervas de María vuelvan a la ciudad el prelado ourensano insiste en que 'las recibiremos con el corazón abierto de par en par'.

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