El Juzgado de Instrucción número 1 de Ourense ha retomado la instrucción del incendio de la cafetería Central Park. El socio mayoritario de la misma permanece en prisión preventiva, si bien su abogado recurrirá esta decisión judicial.
A pesar de que fue el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Ourense el que decretó el ingreso en prisión del socio mayoritario del Central Park, Carlos Martínez, -pues era el juzgado de guardia en el momento de su detención-, el caso ha pasado ya al Juzgado de Instrucción número 1 de Ourense, que llevará las diligencias del caso. El letrado del sospechoso podría presentar un recurso contra la decisión del magistrado de que Martínez ingresase en prisión, una resolución que respondería a un supuesto riesgo de fuga en caso de que quedara en libertad.
No obstante, el sospechoso manifestó que no tiene ninguna implicación con el incendio y que en el momento en que éste se produjo (alrededor de las 22.30 horas del pasado 2 de junio) estaba cenando en un restaurante con un amigo, lugar en donde fue alertado de que estaba ardiendo el establecimiento.
La vinculación que la investigación le atribuye con el incendio (como presunto inductor, no autor material) se basa básicamente en que el empleado de una gasolinera (ubicada en el trayecto entre su casa y su trabajo) le reconoció como la persona que, cuatro días antes del incendio, compró dos garrafas con 20 litros de gasolina. El operario se extrañó de esta compra porque no es habitual la venta de garrafas de estas características y, en caso de que se compren, suelen ser rellenas de gasoil (normalmente, como combustible de tractores) y no de gasolina. No obstante, las investigaciones prosiguen su curso y podrían aparecer nuevos datos que confirmaran o descartaran las sospechas que en la actualidad existen contra él.
No obstante, el sospechoso manifestó que no tiene ninguna implicación con el incendio y que en el momento en que éste se produjo (alrededor de las 22.30 horas del pasado 2 de junio) estaba cenando en un restaurante con un amigo, lugar en donde fue alertado de que estaba ardiendo el establecimiento.
La vinculación que la investigación le atribuye con el incendio (como presunto inductor, no autor material) se basa básicamente en que el empleado de una gasolinera (ubicada en el trayecto entre su casa y su trabajo) le reconoció como la persona que, cuatro días antes del incendio, compró dos garrafas con 20 litros de gasolina. El operario se extrañó de esta compra porque no es habitual la venta de garrafas de estas características y, en caso de que se compren, suelen ser rellenas de gasoil (normalmente, como combustible de tractores) y no de gasolina. No obstante, las investigaciones prosiguen su curso y podrían aparecer nuevos datos que confirmaran o descartaran las sospechas que en la actualidad existen contra él.
