Es acordeonista, creador, compositor e innovador y además es el autor de una nueva técnica para el acordeón llamada “aproximación de acorde en ambas manos”
Hace aproximadamente dos décadas, este ourensano puso rumbo a los Estados Unidos para disfrutar de una beca que la prestigiosa y reconocida escuela de Jazz Berklee College of Music le había concedido para cursar estudios en Jazz Performance, y fue el primero y único acordeonista en acabar la carrera en esta especialidad. Una vez graduado, se trasladó a Nueva York y no ha dejado de cosechar éxitos desde entonces, así como de lograr grandes reconocimientos y premios a su trayectoria musical. Es acordeonista, creador, compositor e innovador y además es el autor de una nueva técnica para el acordeón llamada “aproximación de acorde en ambas manos”, la cual crea armonías no interpretadas anteriormente.
¿Por qué se fue hace veinte años a los Estados Unidos?
Me gustaba mucho lo que es la armonía moderna y el jazz y todo este tipo de música, me dieron la beca para Boston y allí me fuí. Mi idea era ir y acabar la carrera que, por cierto, allí no hay acordeón, y soy el primero y el único acordeonista en acabar la carrera de jazz y composición de jazz allí, y por cierto al principio Berklee no me quería aceptar. De allí me fui para Nueva York y cuando llegué vi que mi nivel musical estaba a la altura que se exigía, así que seguí tocando y aprendiendo de la gente. Nueva York es la capital del mundo, a nivel artístico y musical, y para conseguir allí un trabajo hay que tener un gran nivel. También cree técnicas. Una de ellas, crea armonías que antes no se podían con el acordeón, y es por eso que la gente tiene tanto interés en mis master-class, que imparto en muchos lugares del mundo.
¿Es usted un pionero?
Soy pionero, creador e innovador, tanto a la hora de tocar como a la hora de la enseñanza de armonía moderna y jazz, dirigida al acordeón.
¿Se ha planteado dejar Estados Unidos y regresar?
Sí, por supuesto. Hace tres años que estoy intentando volver a Europa, lo que pasa es que tengo ahora familia y estoy muy ocupado allí, y no es tan fácil dejarlo todo. Pero tengo pensado volver, no por asuntos musicales, sino por temas familiares, para estar más cerca de ellos. Pero por ahora para Galicia no es posible volver, aunque nunca se sabe.
¿Llegó a América con algún temor?
No, nada. Llegué allí sin saber nada de inglés, absolutamente nada. Lo aprendí por mi cuenta y con las ideas claras de las cosas que quería hacer.
¿Por qué se enamoró del acordeón?
Me enamoró el sonido, tenía una tesitura y una forma de tocar que ningún instrumento te lo podía dar. Te puede dar tantas cosas armónicas diferentes, tantos estilos de músicas que puedes tocar, y además es un instrumento que lo tienes en tu cuerpo, que está tocando tu pecho. Es un instrumento intenso.
¿Qué concierto recuerda de manera muy especial?
El que di en el Jazz at Lincoln Center, en Nueva York, con mi trio. Fue el primer año que llegué a la ciudad. Me llamaron para tocar toda la semana en este lugar, que es una de las instituciones más importantes del jazz en el mundo. Imagínate, recién llegado a Nueva York y que te llamen para que toques allí una semana.
¿Tiene algún sueño ahora?
Me apetece más tocar la música que me gusta. Estoy tocando con Cristina Pato y está siendo una experiencia muy especial, estamos haciendo giras y muchos conciertos. Para mí es un orgullo seguir con la tradición gallega por medio de ella en Estados Unidos, ella toca algunos de mis temas. Los gallegos nos juntamos y respetamos nuestra cultura, como hacen, por ejemplo, los cubanos.
¿Se siente mucha morriña?
Sí se siente, pero sobre todo por la familia.
