Dos jóvenes ourensanas que viajaban en el tren siniestrado en Santiago cuentan su experiencia

Susana Frade: 'Pensé que todo el mundo estaba muerto'

Las ourensanas Olalla Méndez Pereiro(28 años) y Susana Frade Docampo (18) se subieron juntas al vagón número cinco del tren Alvia que el miércoles descarriló en Santiago, en un accidente que costó la vida a 78 personas. Juntas se sentaron al final de aquel convoy, en los asientos 9D y 9C, y juntas permanecieron durante las dos horas que tardó la primera en ser rescatada. Porque aunque Susana consiguió salir por su propio pie de aquel vagón, su mano prácticamente no se separó de la de su amiga hasta que Olalla pudo ser excarcelada.
El viaje había transcurrido 'rápido' pero con normalidad. Olalla y Susana iban viendo una película hasta que 'noté como un giro hacia la derecha y un ruido. Yo creo que hubo como una pequeña explosión antes, pero no estoy segura. En ese momento, Olalla preguntó ¿qué pasa? y al acabar de decirlo, volcó el tren hacia la izquierda', recuerda Susana. 'La agarré, pero con los golpes nos separamos. Salí disparada hacia delante, me quedé enganchada con la camiseta, colgada en el techo, y a ella se le vino todo encima', explica Frade.

Al parar el tren, Susana se cayó y logró romper un trozo de ventana para salir del vagón. 'Lo primero que hice fue buscar a mi compañera, pero no la encontraba. Yo pensé que estaba todo el mundo muerto porque en ese momento era yo la única que estaba allí. Oía gritar, pero en otros vagones', relata Frade. Los recuerdos de Olalla son más difusos. 'Al principio no sabía ni lo que me había pasado, ni dónde estaba ni a dónde iba. Estaba desconcertada', dice, aunque sabe 'que tenía encima mía gente, sillones, la tele por una esquina, los cristales rotos, hierros y de todo', relata Olalla.

A salvo y en el exterior del tren, Susana sólo pensaba en cómo estaría su amiga. 'La llamé, levantó una mano y yo desde fuera vi esa mano que me resultó muy conocida. Me asomé por la ventana y la vi abajo de todo, consciente', recuerda. 'Tenía la ventana rota, así que me entraba un poco de oxígeno y Susana me podía dar la mano. Me tranquilizaba y eso, quieras que no, siempre da ánimo para aguantar', relata Olalla, para quien lo peor 'fue la última media hora. Los últimos minutos para mí fueron interminables porque me dolía todo'.

Sin descuidar a su amiga, Susana también rescató 'a una niña que estaba quemada, gritando desesperadamente, y se la pasé a un policía. Ayudé a salir a una señora y después entré en el vagón, donde estaba la policía sacando todo para rescatar a Olalla y ahí hicimos como una línea y nos fuimos pasando a las personas para ir sacándolas', asegura. De ese momento, Olalla recuerda que 'quitaron a un fallecido que tenía encima y un hierro al que le sacaron los tornillos porque si se me caía encima sabe Dios qué me podría pasar. Después me cogieron en brazos y yo ya estaba un poco ida de tanto dolor, pero la verdad es que la gente se portó muy bien'.

Tras ser trasladadas al hospital, las jóvenes se pusieron en contacto con sus familias. Olalla todavía se recupera de sus lesiones en el CHUO, a donde fue trasladada desde Santiago, mientras que Susana está ya en casa, aunque 'magullada'. Visita en el hospital a su amiga, con la que viajó a Santiago porque al día siguiente Olalla cogía un avión.

Las dos volvieron a nacer. 'Es duro lo que pasamos pero con respecto a otras familias somos muy afortunadas', concluye Susana.

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