Talgo culpa del retraso con los Avril al Gobierno y al covid: “Es fuerza mayor”

Un tren Avril, en pruebas en Baños de Molgas.
photo_camera Un tren Avril, en pruebas en Baños de Molgas.

Talgo, la empresa encargada de fabricar los trenes Avril que servirán para impulsar la oferta de plazas, mejorar tiempos en la línea de alta velocidad entre Galicia y Madrid y permitir que el AVE llegue más allá de Ourense, ha salido al paso de la reclamación de 116 millones que le ha interpuesto Renfe por el retrado en la entrega de los convoyes, achacando a la operadora ferroviaria y al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) la demora en la ejecución del contrato.

Según informa Europa Press, el presidente de Talgo, Carlos Palacio, ha comunicado por carta a su homólogo de Renfe, Isaías Táboas, sus discrepancias sobre los motivos esgrimidos para justificar que los trenes no estén operativos, defendiendo la “profesionalidad” de Talgo y asegurando que Renfe “ha dañado claramente nuestra reputación”.

Así, desde Talgo aseguran que los retrasos son consecuencia de los cambios de diseño pedidos por Renfe dos años después de firmar el contrato, pero también del impacto del covid al tener que cerrar la fábrica “por fuerza mayor” y limitar la actividad después, algo que “ha sido aceptado en todos los países excepto España”.

Palacio afirma también que Adif ha limitado la disponibilidad de vías para hacer las pruebas, pasando de las 40 horas a la semana fijadas en un principio a 15, “un daño irreparable”. Con todo, Talgo señala también que todos los cambios se han ido comunicando periódicamente a Renfe “pero se ha tardado dos años en contestar y lo han hecho de forma abrupta, negándose a escuchar sin justificación alguna”.

Semana Santa, fecha probable del estreno

Los retrasos en la fabricación y homologación de los trenes Avril apuntan a que no serán entregados a Renfe hasta principios de 2023, por lo que la entrada en servicio de este servicio en la línea gallega apunta a que no se producirá antes de la próxima Semana Santa.

Esto condena a los usuarios del AVE ourensano a seguir sufriendo una oferta de plazas que se queda muy corta, ya que el índice de ocupación ronda el 80%.

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