Con casi 40 días de la cuarentena cumplidos en el confinamiento forzoso de su hogar, en el barrio de A Ponte, David Calero, trabajador de PSA, se asoma al balcón de su casa que mira al Miño, como cada mañana, ha visto cambiadas radicalmente su rutina habitual con la llegada de la pandemia del COVID-19.
"Yo solía dar un paseo, fuera por el centro, fuera por la zona de As Termas, tomar algún café... esas rutinas diarias que ahora ya, evidentemente, no puedes hacer", explica.
Ahora "salimos una vez a la semana para hacer la compra para los siete días y ya está; es un poco fastidiado pero ya está, hay que hacer las cosas con cabeza", explica.
Su día a día ahora se reparte entre "cocinar, algo de deporte, aunque aquí no somos mucho de ello, y limpiar la casa, tengo la casa más limpia que en toda mi vida", señala. Añade que estas labores de limpieza son también "una buena forma de hacer deporte y mantenerse en forma".
Otra de las aficiones a las que está dedicando parte de su tiempo es "a ver alguna que otra película o hacer cursos por internet, que antes por falta de tiempo no podía hacer, como uno que estoy siguiendo ahora que es de nuevas tecnologías,". Es una forma productiva de ocupar el tiempo a la espera de la desescalada.
