El terror rural vuelve al cine

Hace ya 25 años que la holandesa Margo Pool llegó a la remota aldea de Santoalla (Petín) junto a su pareja Martin Verfondern. Huían de la gran ciudad, buscando su oportunidad en la naturaleza. A la entrada del pueblo, un cartel viejo de promoción turística recuerda que en esta “mezcla de hermosura, aislamiento y pureza de lugar”, Chano Piñeiro rodó “Sempre Xonxa” (1989), ocho años antes de que el matrimonio se asentase en un pueblo en el que ya solo quedaba una familia y medio centenar de casas ruinosas. Pool no llegó a imaginarse entonces que las cámaras volverían a Santoalla. Mucho menos que iba a ser protagonista. La realidad superó a la ficción y “As Bestas”, el largometraje de Rodrigo Sorogoyen preseleccionado para representar a España en los Oscar, es el enésimo proyecto inspirado en el crimen del holandés de Petín. No empezó bien Hace 12 años que Pool vio por última vez a su pareja y cuatro del juicio en el que quedó probado que Juan Carlos, miembro de la otra familia que residía en Santoalla, era el responsable del homicidio de Verfondern, cuyos restos calcinados fueron hallados en un paraje de A Veiga en 2014. La historia del holandés ha inspirado, al menos, tres películas y un libro. Margo siempre recibe a curiosos en Santoalla, donde ya solo residen ella y sus 42 cabras. “No importa que vengan a saludar, la gente es amable”. Sorogoyen, que rodó en localizaciones del Bierzo, mostró a Pool la película en su propia casa, en Santoalla. “Me llamaron y hemos visto aquí la película. Me gustó mucho, está muy bien hecha. Entiendo que es un tema bastante interesante para hacer una película”. Los primeros fueron dos cineastas norteamericanos Andrew Becker y Daniel Mehrer. Viajaron hace una década a Santoalla para indagar en la desaparición del holandés. Produjeron “Santoalla” en 2016, un documental que se adentra en las vidas enfrentadas de los Verfondern y la otra única familia del pueblo. El documental terminó usándose en el juicio que condenó a Juan Carlos. En él, se retrata cómo las cosas solo fueron bien los primeros meses de 1997 para el matrimonio holandés. Pronto empezaron las disputas con la única familia que residía en el pueblo. El holandés reclamaba los derechos del monte comunal y se topaba con negativas y amenazas. La situación se agravó tanto que Verfondern ya nunca salía de casa sin su videocámara. “Ya estás gordo para matarte. Voy a por ti”, llegó a grabarle a su vecino Juan Carlos en una de las cintas que se reproduce también en “Santoalla”. Este fue el primer proyecto audiovisual en torno a la vida de los Verfondern. “No puedo comparar las dos cintas. El documental era verdad, es lo que ha pasado. La de Sorogoyen es una película”, cuenta Margo. El santiagués Javi Camino también llegó a inspirarse en el crimen de Petín para su película de terror bizarro “Jacinto”, que giró por festivales internacionales en 2021. Y hace solo unos meses, el vigués Félix Bello publicó una novela basada en la “violencia del hombre primitivo”, aunque no admite su inspiración en el crimen del holandés. El título, sin embargo, recuerda bastante al caso: “El horrible destino del alemán de Leirín”. Juan Carlos, que fue condenado a diez años de cárcel por el homicidio de Martin Verfondern, cumplirá toda la pena en 2025. Ya disfruta de un tercer grado con control telemático desde noviembre de 2020 y reside en A Rúa, pero no puede volver a Santoalla. En la pequeña aldea de Petín ya no hay disputas por las tierras. Las cabras se adueñan de las casas abandonadas y Margo Pool es la única habitante. “A veces son mejores las cabras que las personas”, dice en serio. A veces está acompañada por los voluntarios de la granja que montó para vender cabritos y hacer queso. Custodia las llaves de la capilla de Santa Eulalia, que cuidaba la madre fallecida de Juan Carlos y ahora se cae a pedazos. Ha vuelto a ver a Julio, el hermano del homicida que calló durante años lo que había pasado. “Creo que he podido perdonar. Han pasado 12 años. El tiempo no todo lo cura, pero hace bastante”. Y a pesar de todo, “nunca me arrepentí de haber venido a Santoalla”.