COMERCIO | OURENSE

Tiendas con el sabor de siempre

29.07.16.OURENSE.O COUTO.TENDA DE ALIMENTACION A CASA DA PATACA.
photo_camera La Casa da Pataca reabrió con un aire renovado hace unos años, este tubérculo es la especialidad, pero en sus estanterías abunda artesanía. (MARCOS ATRIO)

Las tiendas de barrio buscan fórmulas para no perder terreno en la sociedad de los supermercados. Los clientes fieles, los productos artesanos y el arraigo de muchos de los comercios son clave para su permanencia

Pocas tiendas de barrio sobreviven en la actualidad, los supermercados, las grandes superficies e incluso Internet han aterrizado en estos pequeños negocios llevándose parte de la esencia de antaño, cuando todos los vecinos del barrio e incluso alrededores se desplazaban al único negocio disponible de la zona.

Si el mercado ha cambiado, las tiendas que más han notado el cambio han sido las de ultramarinos, esos en las que se podía encontrar de todo un poco; chorizo, quesos, fruta, nueces a granel, pinta uñas, chupachups... Esos negocios que reunían todo en escasos metros y a donde ahora pocos nuevos clientes entran. Los jóvenes se han acostumbrado a otra forma de comprar y lo han hecho hasta tal punto que la palabra "colmados", que les daba nombre les resulta, una completa desconocida.

Manuela Pérez, lo resume en pocas palabras. Ella trabaja en la tienda Pérez de Gonzalez, que sus padres abrieron en el año 1957, en el barrio de A Ponte. Era más pequeña que ahora, pero allí iban clientes de todos los sitios, incluso de fuera de la ciudad, era de las pocas que había. "Cuando empezó era muy pequeñita, pero no había supermercados y venía gente de Peliquín, del Veintiuno, de Cudeiro... Era de las pocas en A Ponte, luego abrieron los supermercados y la competencia en la actualidad es muy fuerte", explica esta tendera que lleva viendo la evolución del negocio desde que nació.

“De toda la vida"
José López, vive una situación parecida en su tienda de O Polvorín. La empezó a regentar tras un traspaso hace 28 años, aunque la gente de la zona la recuerda abierta "toda la vida". Sin embargo, este tendero lo tiene claro: "Se fose hoxe non a collería, pero naquiles tempos as cousas estaban mellor", aunque asegura no arrepentirse de haber abierto su negocio.

El progresivo declive de los barrios es otro de los motivos de preocupación de estos comerciantes, Manuela Pérez recordaba los buenos tiempos de A Ponte, cuando estaba lleno de vida y grandes almacenistas, cuando estaba la gente "más rica de la ciudad", mientras que ahora no se explica lo que ha pasado, porque está "muy muerto". En esto coincide José López, que reconoce que llevaban casi treinta años sin construir en la zona y cuando empezaron a hacerlo "veu a crise e debe facer dez anos que están así, cando hoxe debería de estar todo un pouquiño máis urbanizado". La renovación de la zona podría darle un empujón a su negocio y sería algo que a él le ayudaría a tener nuevos clientes, aunque solo fuera para "comprar el pan", explica, mientras se resigna: "pero  non hai obra nova nin hai nada".

29.07.16.OURENSE.A PONTE.QUEIXERIA PEREZ DE GONZALEZ.

López, explica cómo sus clientes recuerdan, cuando en los años 70 en uno de los pabellones de casas había "máis xente que agora en todo o Polvorín". Las edificaciones sin ascensor, ni garaje o los hijos que no se quedan en las casas junto a los supermercados, "non axuda".
Poco se puede hacer contra la multiplicación de las grandes superficies, a eso se resignan la mayoría de los tenderos, que explican lo mucho que se nota con el paso de los años y lo difícil que se ve el futuro. 

También coinciden con esta idea en la quesería pontina, donde con la llegada de los supermercados redujeron "muchísimo" los productos de sus estanterías. La tendera explica: "Ya estamos adaptados a los supermercados, pero esto fue un cambio total. La especialidad que tenemos, que es el queso casero nos salva. A raíz de eso hay otros productos, pero este es nuestro caballo de batalla, porque no lo tienen los supermercados". También coinciden en O Couto, en A Casa da Pataca, donde Juana Calvo asegura que los supermercados "no son competencia" porque eso sería algo "inviable". 

En la rúa da Barreira, se encuentra otra pequeña tienda, una excepción, ya que abrió de cero, sin heredar clientela, y lo hizo hace tan solo tres años. Su dueña explicó que "hubo un tiempo en el que las tiendas de barrio funcionaban muy bien, luego dejaron de hacerlo por con los supermercados, pero ahora funcionan otra vez". Ella y su marido dejaron una que tenían antes porque "tenían trabajo y estaban un poco cansados", pero abrieron esta en los bajos del Concello porque dejaron de tener empleo y el local era suyo; "si no igual no podríamos", explica ella.

Sumas a mano
En estas tiendas de barrio se respira un ambiente especial; en el mostrador de José López hay una hoja llena de sumas y restas; las ventas que va haciendo mientras le regala a unos niños que acuden a hacer algunos recados un puñado de chicles para que se vuelvan a casa contentos. La filosofía es distinta, no hay grandes colas y los clientes inician conversaciones en las que participan los tenderos, que seguramente sepan buena parte de lo que pasa en su barrio. En O Couto se entretienen con la compra en la mano, preguntándose con la confianza de quien se conoce de toda la vida, por madres, padres y hermanos, y es que en las decenas de años que lleva abierta la tienda, se heredan clientes y también generaciones. Todo queda en casa.

La especialización, junto a los productos caseros y la cercanía, claves de futuro

No hay fórmulas mágicas, algunas de estas tiendas han cerrado tras tratar de competir con las grandes superficies, pero todos los tenderos que siguen regentando estos negocios se reafirman en que lo importante es precisamente no competir, si no mantener los productos propios, diferenciarse y, por encima de todo, el trato personal con los clientes.
Las personas que acuden a estas tiendas son, en un gran porcentaje, clientes fieles que conocen y se confían en sus tenderos con los que, en algunos casos, llegan a crear una amistad.
En la quesería pontina Pérez de González, que cuenta con cincuenta años de vida a sus espaldas, resume la cercanía con los clientes más habituales de la tienda: "Si necesitan algo se les va a ayudar". En estas tiendas conocen a sus consumidores hasta el punto de que "muchas veces viene el cliente y ya sabes lo que quiere sin preguntarle", explicaron en esta mítico local 29.07.16.OURENSE.RUA DA BARREIRA.TENDA DE ULTRAMARINOS.pontino.

Juana Calvo, desde A Casa da Pataca, explicó que su tienda fue traspasada a los actuales dueños hace 9 años, con su clientela medio hecha porque sus anteriores dueños regentaron el espacio durante alrededor de 40 años. Ella reconocía que muchos de sus clientes son del barrio y lo importante que es la gente que trabaja en ella: "El personal,' chapó'. Estamos contentos, trabajan bien son super amables, saben más de los clientes que de mí y no es fácil encontrar personas así", explica Calvo.

Desde la tienda en la calle de la Barreira coinciden. El establecimiento no tiene tanta historia, se abrió hace tan sólo tres años, pero sus dueños ya contaban con la experiencia de un negocio de este tipo en Seixalvo y ratificaron que "el trato con la gente" es lo que las hace especiales y las diferencia.

Pero en todo este tiempo de vida o en las nuevas tiendas que se animan a abrir, también es importante adaptarse e innovar y en esto la quesería de A Ponte es un ejemplo. Con la llegada de los supermercados se vieron obligados a reducir "muchísimo" los productos de sus estanterías y, en la actualidad son sus propios productos; el queso casero, la miel o el bacalao, lo que les caracteriza y resalta en su cartel. Lo que motiva que no vayan a comprar solamente vecinos de su barrio, si no también "muchas personas del centro" de la ciudad que, explican, acuden precisamente por estos productos y, en especial por los quesos caseros. 

Especialización
Lo mismo sucede con A Casa da Pataca. El propio nombre de la tienda explica su especialidad. Sus dueños, productores en A Limia, querían "dar salida a su producto". Al reabrirse intentó adaptarse al mercado y Juana Calvo explica: "La tienda tenía su propia clientela pero al darle aire nuevo la gente prueba, a pesar de que supongo que las necesidades se crean", razona, mientras argumenta que su local está abierto de 8.30 a 22.00 de "lunes a lunes", algo que es muy importante y que les ha ayudado a hacer mucha clientela de fuera del barrio, especialmente en fines de semana y a última hora del día. 

Precisamente Juana Calvo explicaba la diferencia que el horario supone entre sus propios clientes, que son normalmente vecinos del barrio en el horario normal y de otros puntos de la ciudad en las horas extra que permanecen abiertos. Y es que en este negocio consideran que es muy importante el horario y la zona de aparcamiento con la que cuentan, así como el hecho de que sean productores. Algo que les permite que sus precios sean "competitivos y los productos buenos". 

La diferencia
El patrón se repite en todas las tiendas. Todos estos comercios alimenticios de toda la vida buscan diferenciarse, ofrecer productos artesanos, caseros, gallegos; de empresas cercanas o que complementen a las grandes marcas, que tampoco dejan de tener. Ofrecen productos que no hay en los supermercados y que les diferencian. 
En cuanto al futuro, todos los tenderos coinciden en la idea de que "a día de hoy es difícil hablar de predicciones" porque el futuro es muy incierto en la actualidad. Para algunos el futuro está en la innovación, como es el caso de Juana Calvo, que asegura que para ellos las redes sociales son fundamentales. Ella lo tiene claro, desde el Facebook de su tienda habla con los clientes, resuelve las preguntas que le plantean por el chat e incluso busca a potenciales proveedores. Quizá esa es la razón por la que explica que tiene clientes de todas las edades. No tiene dudas, es más, está trabajando en la tienda online.

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