Un trato familiar y lo más cercano posible. Con ese gancho buscan atraer al cliente los nuevos responsables del hotel Condado, convertirse unos y otros en una pequeña familia mientras dure su estancia.
Desde el establecimiento ourensano se hace hincapié para conseguirlo en aspectos tan intangibles pero a la vez determinantes como saber qué tipo de conversación es la que le gusta entablar al cliente, sus temas preferidos, pero van mucho más allá y pretenden también conocer “qué almohada es la que más les gusta”, en palabras de Víctor Crego, la cabeza visible del hotel.
Con un total de 36 habitaciones, este hotel de tres estrellas ha iniciado la andadura repitiendo el buen arranque de Los Olivos, en A Coruña, de los mismos propietarios, con 34. “El hecho de ser un hotel pequeño nos permite tener un contacto mucho más cercano con el cliente, el trato de los grandes es mucho más robotizado”, puntualiza Crego.
La ocupación ha sido plena durante el mes de agosto, todo indica que septiembre va a ir por el mismo camino.
