El último se produjo en 2004, cuando una mujer apareció estrangulada y calcinada detrás del edificio de la vieja prisión, mientras que la muerte sin resolver de Francisco Álvarez data de 1997

Trece años después, siete homicidios continúan impunes

el curpo de Francisco Alvarez Vázquez, apuñalado en noviembre de 1997. (Foto: Archivo)
Siete homicidios cometidos en la provincia de Ourense en los últimos trece años permanecen impunes.
Un número anormalmente elevado atendiendo a los parámetros poblacionales y delictivos de un lugar como Ourense. Serían ocho si el pasado mes de abril la coincidencia azarosa de distintos factores no hubiesen llevado a la detención del joven sospechoso de haber acabado con Montserrat Martínez, fallecida en Viana en abril del año 2001. El mapa de los crímenes, relativamente recientes, a los que la Policía Nacional no ha podido dar carpetazo, comenzó a trazarse el 23 de noviembre de 1997. Ese día, Francisco Álvarez Vázquez apareció apuñalado en un bar de la zona de vieja. El principal sospechoso, Enrique Cid Rodríguez, alias 'El Legia', continúa en paradero desconocido. El móvil que llevó a la discusión, que luego llevó al apuñalamiento, habría sido un piropo que la víctima lanzó a la novia del fugado.

Otro crimen que revolvió la sensibilidad de la ciudad, fue el de la calle Doctor Fleming, el 31 de diciembre de 2001. En el cuarto piso del número 35, César Blanco González, de 85 años, apareció degollado. La Policía relacionó, en un principio, el asesinato con el robo de tarjetas de crédito que días antes había sufrido la víctima en su propio domicilio, pero lo cierto es que no desapreciaron ni joyas, ni dinero, ni cartillas de ahorro. Que ningún vecino hubiese oído nada desconcertó a los agentes. Las investigaciones cayeron en punto muerto y pasado el tiempo, en el olvido.

El 15 de octubre de 1999 Remedios Justo Salgado fue violada y estrangulada en el interior de su casa, en el barrio de O Polvorín. La Policía aportó una huella dactilar con siete puntos identificables que se correspondían con la de un delincuente habitual. El Ministerio Fiscal y el juez consideraron que una huella de esas características no era suficiente para sustentar una imputación. Crimen sin resolver.

En Calvelle (Pereiro de Aguiar) se recuerda con espeluzno la muerte en 1999 de Rita Iglesias, fallecida por un golpe propinado en la cabeza por alguien que entró a robar en su casa. Ese alguien continúa en paradero desconocido.

Marina Boo tenía 35 años cuando apareció calcinada el 17 de mayo de 2004 detrás de la vieja cárcel.

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