Colas en las estaciones ferroviarias dependientes del Gobierno central, dudas en las taquillas de las terminales de autobuses sobre las bonificaciones de la Xunta o decenas de usuarios de servicios dependientes de los ayuntamientos viendo como sus bonos permiten viajar de forma más asequible desde ayer y, al menos, durante los próximos cuatro meses, ya que la medida se ha activado hasta el 31 de diciembre.
Esas imágenes que empezaron a vivirse por toda España no pudieron verse en la ciudad de Ourense, dado que su alcalde, Gonzalo Pérez Jácome, entiende que no es positivo que los usuarios poseedores de la tarjeta Milenio puedan beneficiarse del 30% de descuento en cada uno de los viajes que realizan, algo que no piensan los responsables de casi 200 entidades locales, que sí solicitaron la subvención que concede el Gobierno central.
Es el caso, entre otros, de Vigo, donde los vecinos con el abono transporte de la localidad ven como con el cambio de mes el viaje pasaba de 89 a 62 céntimos, o de A Coruña, donde el coste pasa de 75 a 52 céntimos. En ambas urbes, la bonificación se limita al 30%, pero muchas otras lo han subido hasta el 50%.
Este nuevo escenario desmonta, además, una de la tesis ofrecidas por Jácome para no pedir la rebaja del autobús urbano, la de que Ourense ya tiene una de las tarifas más económicas. Durante los próximos cuatro meses, al aliviar el bolsillo de sus ciudadanos el resto de concellos, el precio del billete con abono de la ciudad de As Burgas será el más elevado de Galicia, empatado con el de Vigo.
Como ya ha sucedido este verano con Ourense convertido en un páramo cultural, en este tema también Jácome la ha convertido en una triste excepción.
