La Sociedad artística La Troya inauguró ayer una sala de exposiciones, con obras de Buciños (padre e hijo), en lo que antes era su salón de actos. La entidad dota así al barrio de un recinto expositivo y rinde homenaje a Florencio Álvarez.
El barrio de A Ponte, de la mano de la Sociedad artística La Troya, se suma a la oferta expositiva de la ciudad. Lo que hasta entonces venía siendo el salón de actos de la entidad en su sede de la calle Ribeira de Canedo se ha convertido ahora, tras una serie de reformas, en una sala cultural y de exposiciones.
La sociedad inauguró ayer oficialmente este nuevo recinto, bautizado con el nombre de sala de exposiciones Florencio Álvarez, en reconocimiento del barrio a la desmesura que este hombre tuvo siempre por A Ponte, según explicó el presidente del colectivo, José Lorenzo Doallo. Florencio Álvarez fue un benefactor para el barrio, pagó operaciones, hizo obras de caridad de las que nunca quiso darse publicidad y ya en su momento entregó 100 millones de las entonces pesetas para la parroquia de As Caldas, recuerda.
Escultura y fotografía
El descubrimiento de la placa de la nueva sala corrió a cargo del presidente de la Diputación, José Luis Baltar, como socio de honor de La Troya e insignia de oro de la entidad.
Pero además de este reconocimiento póstumo a un hombre que en vida nunca quiso homenajes, la apertura de esta sala de exposiciones por parte de La Troya no sólo supone una ampliación de la programación cultural de la sociedad, sino también una nueva oferta para los pontinos, dado que en el barrio no existía hasta ahora ningún recinto expositivo.
Esculturas de Manuel Buciños (socio de la entidad) y fotografías de su hijo Antón conforman la primera exposición de esta nueva sala que nace con tintes de continuidad, como confirma su propio presidente. Esta colección podrá visitarse durante todo el mes de julio y parte del de agosto y tras ella vendrán otras muchas, entre las que se encuentran ya dos que están en espera: una de pintura y otra de fotografías.
Discursos y el descubrimiento de una placa dieron oficialidad a la inauguración de la sala de exposiciones de La Troya. A la izquierda, Antón Buciños y su padre, Manuel, ante algunas obras.
La sociedad inauguró ayer oficialmente este nuevo recinto, bautizado con el nombre de sala de exposiciones Florencio Álvarez, en reconocimiento del barrio a la desmesura que este hombre tuvo siempre por A Ponte, según explicó el presidente del colectivo, José Lorenzo Doallo. Florencio Álvarez fue un benefactor para el barrio, pagó operaciones, hizo obras de caridad de las que nunca quiso darse publicidad y ya en su momento entregó 100 millones de las entonces pesetas para la parroquia de As Caldas, recuerda.
Escultura y fotografía
El descubrimiento de la placa de la nueva sala corrió a cargo del presidente de la Diputación, José Luis Baltar, como socio de honor de La Troya e insignia de oro de la entidad.
Pero además de este reconocimiento póstumo a un hombre que en vida nunca quiso homenajes, la apertura de esta sala de exposiciones por parte de La Troya no sólo supone una ampliación de la programación cultural de la sociedad, sino también una nueva oferta para los pontinos, dado que en el barrio no existía hasta ahora ningún recinto expositivo.
Esculturas de Manuel Buciños (socio de la entidad) y fotografías de su hijo Antón conforman la primera exposición de esta nueva sala que nace con tintes de continuidad, como confirma su propio presidente. Esta colección podrá visitarse durante todo el mes de julio y parte del de agosto y tras ella vendrán otras muchas, entre las que se encuentran ya dos que están en espera: una de pintura y otra de fotografías.
Discursos y el descubrimiento de una placa dieron oficialidad a la inauguración de la sala de exposiciones de La Troya. A la izquierda, Antón Buciños y su padre, Manuel, ante algunas obras.
