El turista de Semana Santa viene de Madrid por el pulpo y las termas

Esta Semana Santa Ourense vuelve a ser el destino preferido de muchos turistas. Ya sea por razones sacras o profanas, la ciudad ofrece varios elementos atractivos para foráneos, sobre todo los viajeros nacionales. La ciudad de As Burgas, además de sus aguas termales, es famosa por sus iconos arquitectónicos y su gastronomía, sin olvidar que es una parada en una de las rutas de peregrinaje a Compostela. Ayer La Región realizó una incursión breve por el Casco Histórico para obtener, mediante una encuesta, el perfil del turista promedio que visita la ciudad. Los datos, recogidos en las dos horas después del mediodía, muestran puntos en común y tendencias que ofrecen un boceto del prototipo de visitante: dentro de grupos pequeños o parejas provenientes de Madrid, de entre 30 y 50 años, que viajan en coche, atraídos por los iconos arquitectónicos, las termas y la cocina autóctona, con planes para quedarse unos dos días. Las entrevistas se realizaron en áreas destacadas por su atractivo turístico: principalmente, las calles aledañas a la catedral, la Praza Maior, los alrededores de los baños de As Burgas y el cruce entre las calles Lúa, Pizarro y Fornos, centro neurálgico de la gastronomía ourensana. La muestra de 25 personas, 12 hombres y 13 mujeres con edades comprendidas entre los 3 y los 60 años (21 adultos y 4 menores), recoge varias nacionalidades y diferentes puntos de salida. Nueve de los encuestados provenían de la capital española, siendo una mayoría considerable frente al resto de orígenes. Desde bares y restaurantes más frecuentados en el Casco Histórico ya apuntaban que buena parte de su clientela se componía de capitalinos. De hecho, José Antonio González, gerente del Atarazana, señalaba el efecto de la conexión por el AVE como la principal razón de la abundante representación madrileña. Sin embargo, tanto la mayoría madrileña como el resto de turistas nacionales consultados prefirieron acudir en coche. Hasta 21 de los sondeados afirmaron haberse movido en automóvil para la operación salida de este año. A este respecto, destaca la elección de dos compostelanas que utilizaron la app BlaBlaCar para compartir coche, en su opinión una alternativa mucho más asequible que un billete de tren. En la parte internacional, cabe señalar el caso particular de una pareja compuesta por una nativa ourensana y un oriundo de Bahía Blanca (en la provincia argentina de Buenos Aires). En concreto, provenían de la localidad inglesa de York, donde residen, y, por tanto, fueron los únicos encuestados que acudieron en avión para luego continuar por tierra hasta Ourense. La representación foránea también vino por parte de los dos únicos peregrinos que entraron en la muestra: un romano afincado en Venecia y un flamenco proveniente de la ciudad belga de Sint-Niklaas. Ambos, caminantes veteranos, estaban realizando la Ruta de la Plata y habían salido de Sevilla entre el 18 y el 19 de marzo, contando ahora con casi mil kilómetros en las botas. El sector gallego del sondeo, nada desdeñable, lo componían 6 personas: una familia coruñesa, formada por el padre, la madre y dos niños pequeños, y las dos muchachas de Compostela que optaron por compartir vehículo. En vista de esta cifra, es esencial no descuidar el turismo autonómico, ya que en Ourense se encuentran factores atractivos que no se encuentran en otros puntos de la comunidad. La porción española de fuera de Galicia la formaban un total de 15 personas: los 9 madrileños en mayoría, dos bilbaínas y dos parejas, una de Valladolid y otra de Gandía. Por sus comentarios, los turistas nacionales encontraron en Ourense un destino asequible (tanto en el transporte como en la estancia y la cocina) en el que poder admirar sus paisajes naturales y disfrutar de las culturas arquitectónica y gastronómica. La estancia media de cada uno de estos turistas ronda los dos días, siendo la respuesta más usual la de pasar el día en la ciudad para después acudir a otros puntos de la geografía gallega. Por lo general, los seleccionados vienen a Ourense como punto de paso, pero hubo 4 personas que dijeron que se quedarían varios días en la ciudad. Hubo alusiones a acudir a lugares de la provincia: la Ribeira Sacra, Allariz y las termas de Ribadavia. Como curiosidad, hay que señalar que 14 de los entrevistados llevaban menos de 24 horas en Ourense. De ahí que muchos no pudiesen señalar ningún elemento llamativo de la ciudad aparte de aquellos más vistosos. Dentro del ranking de atracciones turísticas, la catedral, las termas y el puente romano se hicieron con el podio. El trío monumental e icónico estuvo prácticamente en boca de todos los visitantes encuestados. Le siguió muy de cerca la parte gastronómica local, con comentarios sobre establecimientos concretos dentro del Casco Histórico y alguna pregunta sobre zonas para salir de noche. Este boceto, hecho a pie de calle, ofrece una idea aproximada del turista común: valora los precios, el patrimonio y las comidas locales. Una muestra callejera que ofrece un retrato del turismo en Ourense La encuesta turística se realizó entre las 12 y las 14 horas del Jueves Santo en el Casco Antiguo, con una muestra aleatoria de 25 personas, a las que se les hicieron las siguientes preguntas: ¿Qué edad tiene? ¿De dónde proviene? ¿Qué medio de transporte empleó? ¿Qué le interesa ver en Ourense? ¿Cuánto tiempo se quedará en la ciudad? ¿Dónde piensa pasar lo que queda de la Semana Santa? En lo que respecta al género, no se presenta una prevalencia de uno sobre otro, ya que hay una paridad entre hombres y mujeres: 12 y 13, respectivamente. Los madrileños fueron mayoría, con 9 representantes en el sondeo. Los siguen de cerca los 6 gallegos (2 de Compostela y 4 de A Coruña). Otros orígenes dentro de España presentan las mismas cifras: Valladolid, Bilbao y Gandía, con 2 representantes cada uno. Las edades de los encuestados iban desde los 3 hasta los 60 años, siendo el grupo de edad más grande el comprendido entre los 30 y los 50 años. El coche fue el medio de transporte preferido en desplazamientos nacionales: 21 personas lo eligieron para venir. Los atractivos más mencionados: la catedral, las termas, el puente romano y la gastronomía local. Una perspectiva desde fuera La pregunta no es patente, pero se intuye: “¿Dónde se come bien aquí?”. Está claro que lo que de verdad nos mueve a los turistas entre estas frías piedras de la zona vieja es el estómago. Podemos presumir de ser unos curiosos aficionados a la arquitectura y a la historia de este barrio, pero en algún momento hay que comer... ¡Y no cualquier cosa! Antes de la comida es una buena hora para observar a los grupos que se dejan llevar por las guías turísticas. De ellas se oyen historias del feudalismo medieval y otro relato -muy familiar para los entendidos- sobre los cruceiros y la Santa Compaña. Uno se pregunta si es ético escuchar sus descripciones y explicaciones sin dejar un duro, que, al fin y al cabo, viven de esto. Los que van por libre son algo más reacios a dejarse el dinero: una madrileña expresa su admiración por los precios ourensanos con un monosilábico “wow”, y es tanta su humildad ante la ciudad que se niega a pagar la entrada a la catedral. No puedo evitar estar de acuerdo; a fin de cuentas es Semana Santa y la Iglesia debería abrir de par en par sus puertas. Ver lo nuestro con los ojos de los de fuera, ¿quién diría que sería hasta divertido?