A los turistas les da igual quién gobierne Ourense

Ambiente en la Praza Maior, tras finalizar el pleno.
photo_camera Ambiente en la Praza Maior, tras finalizar el pleno.
Mientras en la Casa Consistorial se reelegía a Jácome, la Praza Maior vivía una jornada de sábado tranquila, como tantas otras.

En las mañanas de fin de semana, turistas y vecinos de la ciudad convergen en la Praza Maior. Los primeros, para sacar alguna foto y buscar en sus mapas el camino hacia As Burgas, y los segundos, para tomarse una caña con los amigos. Por eso, mientras en la Casa Consistorial se reelegía a Gonzalo Pérez Jácome como alcalde, fuera, el ambiente era el habitual: familias con sillas de bebé, visitantes sentados en las escaleras de la iglesia Santa María Nai, algún “selfie” y las terrazas de los bares llenas. Excepto por algún vítor, a eso de la una del mediodía, nadie diría que a pocos metros se decidía (o no) el futuro de la ciudad.

La entrada

Poco antes de las doce, al Concello entraban, a los pocos y por grupos, los 27 concejales de la corporación municipal. Algunos, más felices que otros. El popular Manuel Cabezas miraba al suelo mientras hablaba con su compañero Pepe Araújo; Paco Rodríguez, con el rostro serio, salía de una terraza con el resto de socialistas; Luis Seara y el resto del BNG, también serios, y Jácome, con los suyos, se veía relajado, ya con el acuerdo con el PP bajo el brazo. 

Para cuando el reloj de la Casa Consistorial dio las 12, solo los policías locales de la puerta daban cuenta de que algo se estaba cociendo. Varios turistas miraron, sorprendidos, el coche patrulla aparcado, y con la misma, siguieron su camino. 

La salida

Una hora y cuarto después, comenzaban a salir los concejales. Primero, PSOE, PP y BNG, con caras largas.

Luego, Jácome y su equipo, aupados por familiares y amigos. A escasos metros de distancia, en las escaleras de la Casa Consistorial, unos festejaban y los otros se lamentaban.

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