El último tramo de la circunvalación este de Ourense sale definitivamente del cajón para encarar la finalización de su tramitación administrativa y permitir, una vez que todos los informes sean favorables, licitar la construcción de un recorrido de casi 1,5 kilómetros entre Benposta y la N-525 que permitirá a los conductores evitar el casco urbano para moverse entre la OU-536 (a la altura de Ceboliño) y la A-52, infraestructura clave para seguir avanzando en el plan sectorial de la red viaria de Ourense y contemplado en los planeamientos urbanísticos de la ciudad y de San Cibrao das Viñas, concellos por los que discurriría.
La Consellería de Infraestrututuras somete desde ayer al trámite de información público el estudio de impacto ambiental del proyecto de trazado, la tercera pata de una circunvalación que ya tiene en servicio desde hace años los tramos Ceboliño-Rairo y Rairo-Benposta. Los interesados en alegar contra la propuesta y realizar sus aportaciones tendrán el plazo abierto hasta el 29 de abril, día a partir del cual se analizarán las ideas para poder llevar adelante la redacción del proyecto constructivo y posterior licitación de una obra cuyo presupuesto se estima en unos 4,9 millones de euros, contemplándose que los trabajos pudiesen durar hasta 18 meses.
Según se desprende de la documentación publicada por la Consellería de Infraestruturas, se barajaron hasta tres alternativas para definir el trazado en el cruce con la vía del ferrocarril, optándose por la ejecución de un paso inferior, mientras que para salvar el cauce del río Barbaña se prevé la construcción de un puente de 70 metros de longitud. El recorrido se inicia en la rotonda que ahora distribuye el tráfico entre la OU-105 y la OU-510 (nomenclatura de la circunvalación este).
La conclusión de este vial es una actuación estratégica para mejorar la movilidad en una zona con gran actividad empresarial, muy próxima a los polígonos de Seixalbo y San Cibrao, que ahora se ven obligados a utilizar la avenida de Zamora o Marcelo Macías para desplazarse hacia el norte de la ciudad.
Esta circunvalación este supone un complemento al enlace que la Xunta está acometiendo desde hace casi dos años entre la N-525 y la A-52 para dar servicio al Polígono de San Cibrao, que actuará como cinturón exterior en el plan de red viaria proyectado a principios de esta década por el Gobierno gallego.
