Coinciden en que supondría ‘un caos circulatorio’ y reclaman intercambiadores para los barrios

Vecinos y taxistas se posicionan en contra de la Xunta sobre el transporte metropolitano

Intercambiador de la Alameda.
’Un disparate alleo a toda lóxica’. Así califica el colectivo ciudadano ‘Anacos da Cidade’ la propuesta de la Xunta sobre el transporte metropolitano. En la misma línea se posicionan la federación vecinal Limiar y la asociación de vecinos del centro, que consideran ‘irracional’ la circulación diaria de 177 autocares. Los taxistas, de igual modo, alertan del ‘caos circulatorio’ que provocará la adopción de la propuesta de la Xunta. Todos piden intercambiadores en las afueras de la ciudad, como propone el BNG.
‘Calquera cidadán sen coñecemento técnico, só aplicando un pouco de racionalidade, entende que é un disparate a entrada diaria na cidade de 177 autocares’. Así resume su parecer con respecto a la propuesta de la Xunta sobre el transporte metropolitano el colectivo ciudadano ‘Anacos da Cidade’, que tilda de ‘posicionamento egoísta e insolidario co comercio nos barrios’ la postura del Centro Comercial Aberto y de la Federación de Comercio, que apoyan las paradas en Tras Alameda y Juan XXIII.

La federación vecinal Limiar y la asociación de vecinos del centro piensan igualmente que sería ‘un error gravísimo’ saturar el tráfico en el centro de la ciudad, tal y como corroboran sus presidentes, Remigio González y Mercedes Rodríguez, respectivamente, que recuerdan que su posicionamiento fue idéntico en 2005, cuando se propuso la entrada en servicio del intercambiador de Tras Alameda.

El sector del taxi también ha mostrado su oposición a la propuesta de la Dirección Xeral de Transporte. El presidente de la asociación provincial, Francisco Álvarez, señala que ‘hoy en día el tráfico es bastante complicado en horas punta como para que se agrave la situación metiendo a 177 autocares por el centro’ y dice que si ya ahora ‘realizan paradas que no están permitidas, en cuanto la Xunta les de permiso la situación será caótica’. En la misma línea se muestra el presidente de Teletaxi, Benjamín Villarino. ‘Só pedimos que analicen ben os números, pero introducir tanto autobús nas rúas da cidade é como querer meter a un elefante polo burato dunha agulla’.

Los taxistas y los vecinos reiteran que el transporte metropolitano es un servicio muy necesario para Ourense y sus municipios limítrofes, así como largamente demandado desde hace años, pero piden que se tengan en cuenta ‘criterios técnicos e non políticos’ para llevarlo a cabo. ‘Se non o plantexan ben, xamáis terá éxito’, recalca Benjamín Villarino. Tanto los vecinos como los profesionales del taxi se decantan por la propuesta de la Tenencia de Alcaldía: cuatro intercambiadores en los barrios.

Un proyecto fallido hace 25 años
En la memoria colectiva de los ourensanos todavía permanece el concepto de los ‘carritos’, aquellos autobuses que hace 25 años traían hasta la ciudad a los vecinos de municipios como Barbadás o San Cibrao. Entonces, aquel servicio se extinguió por factores como el descenso de usuarios y el caos que originaba en el tráfico.

Durante el mandato municipal de Manuel Veiga Pombo, entre 1991 y 1995, el entonces concejal de Tráfico, Antonio Troitiño, quiso impulsar sin éxito la llamada ‘Mancomunidad de Transportes’, con idéntica filosofía al actual transporte metropolitano pero con el matiz de que tenía que ser la concesionaria del transporte urbano, Ourense de Transportes, la que liderase aquel proyecto. La negativa del resto de concesionarias y el escaso apoyo político a la iniciativa condenaron a la ‘Mancomunidad de Transportes’ al limbo de los proyectos abortados.

En la etapa de gobierno municipal del PP se retomó el ya llamado ‘transporte metropolitano’ con la participación de Toén, Amoeiro, Barbadás, Pereiro de Aguiar, San Cibrao, Coles y Punxín, también regidos entonces por alcaldes ‘populares’. Con un coste de 410.000 euros y 20 trayectos, en enero de 2005 las estimaciones de la Xunta presidida por Manuel Fraga y los concellos implicados fijaban su inicio en la primavera.

La paralización de aquellos trámites coincidió con el cambio de gobierno autonómico. El Concello de Ourense, esgrimiendo un informe de la Policía Local que aventuraba problemas de tráfico por la implantación de paradas intermedias (como en efecto pedía la Dirección Xeral de Transportes), bloqueó las negociaciones en 2006. El gobierno local ourensano exigía que todos los autobuses parasen únicamente en el intercambia dor de Tras Alameda (polémica infraestructura que costó medio millón de euros) y, excepcionalmente, en el Complexo Hospitalario.

Esta postura fue criticada por los municipios limítrofes, al considerar que la ciudad se desmarcaba del acuerdo inicial, mientras que la Dirección Xeral de Transportes, dependiente de Política Territorial, no aceptó las exigencias de Ourense.

De este modo, el borrador del servicio quedó paralizado hasta la llegada del bipartito al Concello. El BNG, responsable de Mobilidade y Tráfico, mantuvo contactos en los que consensuó cuatro intercambiadores en barrios, fijando el intercambiador de Tras Alameda para un futuro ‘uso termal’. La Xunta remitió el viernes su propuesta al respecto: dos paradas, en Tras Alameda y en Juan XXIII. La reunión entre ambas administraciones tratará de encontrar un acercamiento de posturas.


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