La imagen que estos días presenta el río deja a las claras los errores en los planes de limpieza mientras Concello y Confederación Hidrográfica se pasan la pelota.
Agosto de 2014, los vertidos en el río Barbaña echan por tierra los trabajos de limpieza de la Confederación Hidrográfica y deja un reguero de peces muertos. Finales de marzo de 2015, quince millones de euros ayudarán a sanear unas aguas que sufren una y otra vez vertidos. Abril, también finales, el Concello de San Cibrao se enfrenta a una amenaza de sanción por la contaminación y las lluvias que atascan las infraestructuras de la cuenca. Octubre, los planes para sanear el Barbaña serán licitados en los últimos compases del año.
Esta historia, como todas, es cíclica. Aunque en esta ocasión a su paso por el centro, el segundo río más importante de Ourense, vuelve presentar una cantidad preocupantes de suciedad que, ya que no es capaz de clarificar su agua, sí deja ver cómo el Concello y la Confederación Hidrográfica se enzarzan en una pelea administrativa por ver quién se pone manos a la obra.
El organismo regulador de cuenca ya realizó una limpieza del cauce y del entorno aledaño para eliminar un buen número de botellas y envases de plástico que se sedimentan en el Barbaña tras los días de feria. Y le dice al gobierno local que su competencia son única y exclusivamente las aguas.
Por contra, el Concello, a quien todos los vecinos del barrio de O Couto miran para terminar con la contaminación, aún no ha dilucidado si la limpieza le corresponde al departamento de Medio Ambiente, Comercio o Limpeza.
