Un ourensano en la Antártida: "Viajar al Polo Sur es apasionante, un privilegio al que muy pocos pueden optar"

¿En qué consiste la expedición? Somos un grupo de 13 militares del Ejército de Tierra, cada uno encargado de un área, que prestarán apoyo a una delegación de entre 15 y 17 científicos e investigadores procedentes del Ministerio de Ciencia y de varias universidades españolas, los cuales desarrollarán diversos estudios sísmicos, de geofísica y similares en la isla Decepción, que es donde está ubicada la Base Antártica "Gabriel de Castilla" -totalmente acondicionada y en constate mejora cada año-, la que será nuestro hogar en los 100 días que previsiblemente durará la misión. ¿Cómo le ha llevado la vida a viajar a la Antártida? He pasado la mitad de mi vida en Ourense, tengo a mi familia allí y era bastante activo en la vida de la ciudad. Mi padre fue guardia civil durante muchos años en la comisaría de Santa Mariña, y en mi etapa universitaria estuve alojado en la residencia militar Barroso. Cuando acabé, había hecho muchos amigos y me gustó el ambiente, por lo que surgió la idea de vincular mi carrera con el tema militar. Posteriormente, ingresé en el Cuerpo de Intendencia, y veinte años después, aquí estoy. ¿Está ilusionado? Por supuesto, es un orgullo formar parte de esta campaña, un privilegio al que muy pocos pueden optar. Piensa que la media de vida activa en el cuerpo es de 30 años, y había en torno a 200 peticiones para ir -en mi área aplicaron ocho candidatos-. Además, casi nadie puede repetir. Es un regalo, una experiencia única, apasionante e inolvidable, aunque también un compromiso importante dada la visibilidad de esta campaña, que requiere de nuestro mejor esfuerzo para realizar un trabajo impecable y sin fisuras. ¿Cuáles son tus funciones? ¿Cómo serán las rutinas diarias? Soy el responsable de Logística. En la fase previa nos ocupamos del planeamiento de adquisiciones para llevarnos el material necesario, y luego de preparar las cargas en los barcos. Una vez allí, me encargo de las tareas de mantenimiento, control de almacenes y gobernabilidad de la base. Soy titulado en Económicas por la Universidad de Santiago, y mis compañeros, aparte de la formación militar, están versados en otras áreas que necesitan perfiles concretos, como veterinarios, técnicos de medio ambiente y de comunicaciones, sanitarios, ingenieros... El jefe de campaña, un comandante titulado en Operaciones Especiales, habituado a este tipo de escenarios, es el que ha seleccionado personalmente al resto del equipo. Será un trabajo diario, habrá turnos para servir, limpiar... y aparte de la vida en la base, hay trabajo de campo en varios puntos de toma de datos en la isla, donde tendremos que asistir a los científicos en los desplazamientos-tenemos el título de patrón de navegación, ya que nos moveremos en lanchas Zódiac- y en labores de protección ante imprevistos. ¿Y cómo afecta el covid al plan? Un poco en la concreción de fechas, pero esperamos partir antes de finales de año. Y todavía se baraja el método de viaje, porque lo habitual sería viajar en avión hasta Sudamérica y de ahí a la isla, pero con el covid puede que se haga en barco. En lo que respecta a preparación personal, hemos pasado reconocimiento médico, y hay unos protocolos muy estrictos a seguir, elaborados por el Comité Polar Español, que contemplan todos los escenarios posibles, desde lo que se haga aquí, durante la travesía, o incluso en el extremo de tener que replegar. Llevamos hasta equipos de respiración asistida. Estamos preparados.