Vecinos, sacerdotes y autoridades de la provincia han asistido a la ceremonia celebrada en el Santuario da Virxe do Cristal
Cerca de un millar de personas, gente de izquierdas y de derechas, ateos y religiosos entre los que había casi 200 curas llegados desde diferentes puntos de la provincia, políticos y artistas de las artes y las letras, acudieron ayer hasta el Santuario de O Cristal para dar su último adiós a Adolfo Enríquez. El recinto mariano, por el que tanto trabajo y promocionó en sus 45 años al frente de la parroquia de Vilanova, albergó una emotiva despedida donde se queda- ron cortos los adjetivos para definir la vida y obra de un hombre de bien, de quien todos recordaban su carácter bondadoso y siempre dispuesto a ayudar al prójimo.
La emoción entrecortó en varias ocasiones la intervención del obispo de Ourense, Leonardo Lemos, que se refirió a la "muerte tan inesperada y violenta" y el "doloroso interrogante a cerca de su muerte". Lemos animó a los feligreses a "seguir potenciando este centro de peregrinación" y terminó su intervención asegurando que "el orgullo de don Adolfo era ser custodio y guarda de la Virgen del Cristal y creo firmemente que lo ha sido hasta el final de sus días".
Un sonoro aplauso y la espontánea petición de un vecino de Vilanova que subió al altar para reclamar "a pena máxima para os asesinos de don Adolfo", cerró el triste funeral.
