Si este fuera un año normal, dentro de unos días los cementerios de toda la provincia se llenarían de flores frescas en recuerdo a los difuntos. Lirios pacíficos y crisantemos delicados se depositarían con cuidado junto a las tumbas, acompañados de una oración, un recuerdo o un brindis a la memoria. La consabida situación sanitaria obliga en esta ocasión a un Día de Difuntos distinto, más recogido y tal vez más frío, pero eso no implica menos dedicación por parte de las floristerías… y de quienes les sirven.
Crisantemos, en Viveros Alecrín (Foto: Martiño Pinal).
"Este año hemos mantenido el mismo nivel de producción que los anteriores: nos la jugamos, sí", explica Rita Soto, propietaria de Jardinería Jesús, un vivero en el concello de Maside que, hasta ahora, respira: "Por el momento, nuestros clientes profesionales han mantenido sus pedidos", agradece la carballiñesa, que sí acusa las limitaciones en lo referido a los clientes particulares, ya que municipios como Carballiño, O Irixo y Boborás están sometidos a una batería de restricciones importantes, como la movilidad.
No todo es optimismo. Empresas como el Vivero Alecrín, en Soutopenedo, muestran la otra cara de la moneda. "Ya previmos un pedido menor al del año pasado, pero aún así va a ser un desastre… hace meses que venimos cultivando las flores de este Día de Difuntos, y ahora todo irá a la basura", lamenta el encargado, José Antonio Fernández. En su caso, el cierre de la ciudad supone un hachazo, ya que buena parte de sus ventas, subraya, se debe a los vecinos de Ourense que visitan durante ese primero de noviembre los cementerios de las aldeas dispersas por la provincia ourensana.
Crisantemos, margaritas y dalias, en Viveros Alecrín (Foto:Xesús Fariñas).
Las limitaciones no solo obedecen al cierre de varios concellos, también a las normas que regirán el día 1 las visitas a los camposantos. La Xunta, que aprobó un protocolo general, contempla por ejemplo las reuniones limitadas -con un máximo de cinco personas no convivientes-, una distancia de seguridad de mínimo cuatro metros cuadrados y visitas espaciadas a lo largo del día de menos de 30 minutos.
Ante las restricciones que afectan a la movilidad entre concellos, Soto lo plantea como un reto, con optimismo: "Estamos apostando por la entrega a domicilio", explica, y Fernández, como una losa: "Sí, repartimos a domicilio, pero si luego no puedes ir al cementerio a dejar las flores, ¿para qué las querrás en tu casa?", señala. "Va ser nefasto", concluye, citando las fechas señaladas para la venta de flores que ya han caído: "El Día del Padre, el Día de Difuntos… queda Navidad, pero tal y como vamos, ya podemos comprar Lotería…", ironiza.
La carballiñesa, por su parte, destaca la parte de prevención ante el covid-19, y detalla medidas adoptadas, como espaciar las citas con los clientes que se acerquen a recoger pedidos in situ. "Esta semana será decisiva para la facturación, pero no solo es importante vender, también hemos de mantener la salud pública, la de todos", insiste Soto. Entre tanto, ya a la espera de Difuntos, los productores deshojan la margarita mientras miles de flores y plantas desbordan los almacenes. En lo que ambos viveros coinciden es en una cosa: la flor más popular entre los ourensanos para esta fecha. ¿Cuál? "El crisantemo, es lo que más demanda tiene".
Cientos de flores frescas aguardan al día 1 en los viveros (Foto: Martiño Pinal).
Protocolo para visitar los cementerios
Los concellos más pequeños que no tienen un protocolo propio se rigen por el general aprobado la Xunta - no así la ciudad-, que recuerda que la situación actual "imposibilita la realización de misas de campaña en los cementerios".
Entre estas medidas, recomienda ampliar horarios de apertura para evitar aglomeraciones, así como fomentar que las visitas se produzcan en los días previos al 1 y 2 de noviembre.
La duración de las visitas será "lo más breve posible y en ningún caso" deberá ser superior a los 30 minutos y se recomienda un máximo de cuatro personas por grupo de visitas de la misma familia o convivientes.
También se debe organizar la circulación de personas con circuitos de salida y entrada del cementerio y se fijan limitaciones para los aseos, que tendrán una ocupación máxima del 50 % en el caso de ser de más de cuatro metros o tener más de una cabina.
En cuanto a protección personal, será necesario asegurar la disponibilidad de dispensadores de gel hidroalcohólico para uso de trabajadores y visitantes, sobre todo, en los accesos o las fuentes y los puntos de agua, u otros de mucha concurrencia.
