El voluntariado se refuerza para afrontar la crisis social

Este domingo se conmemora el Día del Voluntario, una figura que cobró protagonismo en la pandemia

El voluntariado celebra hoy su día, una jornada que fue declarada por las Naciones Unidas con el objetivo de agradecer a este colectivo la entrega de su tiempo en beneficio de los más vulnerables. Esta actividad gana cada vez más adeptos, especialmente desde el inicio de la pandemia. Entidades sociales como Cáritas o Cruz Roja suman voluntarios para hacer frente a la actual crisis social.

Ramón Rodríguez y Guillermo Sulbarán son dos de esas personas que en este año decidieron unirse. El primero colabora con Cáritas y el segundo con Cruz Roja. Dos organizaciones diferentes, pero con un mismo objetivo, el de ayudar a los que más lo necesiten. En 2020, año del covid, Cáritas contó con casi 400 voluntarios y Cruz Roja superó los 500 para dar cobertura en toda la provincia. 

El desempeño de todas esas personas y las que se incorporaron en este 2021 ayudan a los vulnerables que todavía hoy sufren las consecuencias socioeconómicas de esta crisis. El obispo Leonardo Lemos destacó hace unos días el trabajo de todas estas personas, especialmente de la que colaboran con Cáritas. “Seguimos con una alta demanda asistencial y nos ayudan a llegar a las necesidades”, señaló. El perfil varió incorporando a personas más jóvenes con ganas de ayudar.

Desde el pasado jueves, el Pazo Provincial luce una placa de reconocimiento al voluntariado de Cruz Roja por su trabajo en la pandemia. Felipe Ferreiro, presidente de la entidad, se hizo eco del esfuerzo de todos para cubrir las demandas de los ciudadanos que lo precisaron. “Demos resposta a todo o que se nos pediu grazas ós voluntarios. Sen eles non houbésemos chegado a onde o fixemos”, recalcó.

LA DEMANDA CONTINÚA

La creciente demanda de ayuda se estabilizó pasados los meses de confinamiento, pero todavía muchas personas viven con dificultades. Ramón Rodríguez y Guillermo Sulbarán no vivieron lo peor de esta crisis, pero se unieron ahora para apoyar a los que sufren sus consecuencias. Uno lo hace desde el comedor social y el otro colaborando con la eficiencia energética de los hogares.

Ramón Rodríguez, Cáritas: “Lugares como el comedor social son muy necesarios y me encanta ayudar”

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En mayo de este año, Ramón Rodríguez se unió al voluntariado de Cáritas. Su destino fue el comedor social, a donde cientos de personas acuden cada día en busca de un plato para comer. “Me animé porque estoy jubilado y es una manera de invertir el tiempo, ayudando a la gente”, recuerda. 

 La primera semana fue dura, en medio de un proceso de adaptación. Para que fuese más sencillo contó con la ayuda del resto de los voluntarios y de los trabajadores de este servicio. “Los compañeros son excelentes y te enseñan de maravilla las tareas que tienes que hacer. Estoy encantado y deseoso de que llegan los lunes y los miércoles, que es cuando tengo turno”, destaca. 

Los prejuicios acompañan antes de iniciar esta andadura, pero una vez que uno se adentra, la perspectiva cambia. “Es todo lo contrario de lo que pensaba. Los usuarios tratan a todos con respeto y siempre se muestran muy agradecidos, por lo que te sientes valorado. Yo me entiendo muy bien con ellos”, comenta Rodríguez. El ambiente que se respira dentro del comedor social hace que recomiende la experiencia.

La realidad de la crisis social la se aprecia cada día en este servicio de Cáritas. Rodríguez es testigo de ello los días que acude al comedor. “Sitios como este son muy necesarios para las personas que pasan por necesidades. Les ofrecen un plato para comer, un lugar en el que asearse y estar calientes por unas horas”, recalca este voluntario. 

Rodríguez reconoce el valor de colaborar en el comedor social, ya que “te valoran y lo agradecen”. Dos mañanas a la semana las dedica a estas personas vulnerables: “La gente que viene aquí es porque lo necesita y les ayudas sin la presión de un trabajo”, apunta.

Guillermo Sulbarán, Cruz Roja: “Encontré a una segunda familia en una labor que es muy gratificante”

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Guillermo Sulbarán es originario de Venezuela, pero llegó hace cuatro meses a Ourense procedente de Ecuador. Al instalarse en la provincia recurrió a Cruz Roja en busca de ayuda y asesoramiento en su adaptación a un nuevo país y ciudad. “Acudí a ellos para que me guiasen, me acogieron y me apoyaron tanto a mí como a mi familia. Sé lo que hacen por uno y yo quiero devolvérselo ayudando a otras personas que lo necesiten”, reconoce.

Con la idea de ofrecer el mismo trato que él recibió a otros, se anotó como voluntario en Cruz Roja. “Me puse a disposición de la organización y me permitieron también hacer de lo mío”, señala. Sulbarán es productor de vídeo y hacía tiempo que no se dedicaba íntegramente a ello, pero al integrarse en la entidad tuvo la oportunidad de aportar su conocimiento en esta materia. Así se incorporó en el área de comunicación, que no es la única en la que ayuda. Sulbarán forma parte del área de Medio Ambiente: “Estoy con la entrega de kits de ahorro energético o trabajando para que los hogares sean más eficientes”, explica. 

Todo este trabajo es “muy gratificante” para él y reconoce el “motor” que suponen los voluntarios para este tipo de organizaciones sociales. En ellas también conocen a otras personas y comparten sus experiencias que tienen siempre un mismo objetivo que es ceder parte de su tiempo al que lo necesita. “Todos tenemos nuestros trabajos y cosas que hacer, pero siempre hay segundos, horas o días que se pueden destinar a los demás. Para mí es un orgullo formar parte de sta familia por estas razones”, asegura.

En Cruz Roja encontró a otra “familia” que tiene repartida por todo el mundo donde esta entidad está presente.

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