Volvemos al punto de inicio y ahora… ¿qué?

Desde el rural quieren buses que conecten con paradas clave, como el CHUO.
photo_camera Desde el rural quieren buses que conecten con paradas clave, como el CHUO.
La huelga de Urbanos de Ourense llega a su fin, pero la problemática de los autobuses está lejos de resolverse, sobre todo en las zonas rurales más alejadas del centro de Ourense.

Lejos de acabar, los problemas del servicio de autobuses de Ourense vuelven al statu quo de precariedad que trabajadores y usuarios llevan señalando desde hace meses. La huelga toca a su fin, pero ahora toca hacer parte de tareas pendientes para con los ciudadanos de las zonas periféricas.

Eladio Fernández, presidente de la asociación de vecinos de Palmés, dice que están “moi encantados” con el servicio de buses, pero “non tanto co aspecto dos propios vehículos”, porque “se caen a pedazos”. Principalmente, el descontento es con la concesionaria, pero el desagrado lo comparte con el Concello, “que non fai nada”, en opinión de Fernández.

A este mal que sufren actualmente en Palmés se le añadió recientemente un agravio a mayores, porque no tuvieron servicio de buses durante este fin de semana, al igual que los vecinos de Castro de Beiro. En los servicios mínimos se asignó la línea 13B, una línea que no presta servicio ni sábados ni domingos. “Están a pasarlle unha factura ao concello sen cumplir co traballo”, concluye Fernández.

“No tenemos un servicio muy allá”, comienza Rosa Rodríguez, secretaria de la asociación vecinal de Reza. Explica que aquí los habitantes son personas mayores, con unas necesidades de movilidad muy concretas: desde hace tiempo Reza ha reivindicado que deriven uno de los dos servicios de la línea 5 (Reza-Ceboliño) hasta la residencia, para evitar los transbordos. Otra de las sugerencias que acercaron al Concello fue disponer de un microbús que acudiese en horas puntuales para llevarlos al centro de salud más cercano.

Desde la asociación de Reza no aprecian ningún cambio que favorezca sus traslados por la ciudad, es más, las modificaciones que observan son “a peor”, según Rodríguez. El pasado enero las asociaciones de vecinos rurales, como la de Reza, pusieron el grito en el cielo ante la propuesta del alcalde Pérez Jácome de suprimir líneas de autobús del rural e instalar un servicio bajo demanda del que se encargarían los taxistas.

Desde Castro de Beiro siguen preocupados por estos planes que provienen de la alcaldía so pretexto de ahorrar gastos. El secretario de la asociación vecinal, Xosé Ramón Piñeiro califica, con alguna duda, que el servicio que tienen ahora “é máis ou menos suficiente, dentro do que cabe”. Ante la posibilidad de que finalmente retiren los buses, tiene las ideas claras:”Chegado o caso, teriamos que expresar a nosa opinión en contra”.

El servicio de Urbanos de Ourense trae al rural de cabeza desde hace tiempo. Ciudadanos de la periferia como Piñeiro no dan por sentado el asunto de los autobuses y prefiere mantenerse en guardia: “O que non imos facer é deixar que nos quiten un servizo limitado a un bus que pasa cada dúas horas”.

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