Salud

El yoga, un escudo anticovid

Miguel Loureiro, profesor de Saraiba Salud Integral, realiza una postura de yoga (MARTIÑO PINAL).
photo_camera Miguel Loureiro, profesor de Saraiba Salud Integral, realiza una postura de yoga (MARTIÑO PINAL).
"Antes los alumnos venían para conseguir mejoras físicas, y ahora llegan recomendados por un médico para tratar problemas de ansiedad y nerviosismo", declaran los profesionales de la actividad

En plena pandemia, yoga y pilates se reivindican como métodos para tratar sus consecuencias psicológicas, con un abanico de estilos que se adaptan a las necesidades de cada persona. Los profesores de la ciudad, limitados a dar clases con un máximo de cuatro alumnos, combinan los formatos presencial y online para cuadrar cuentas, y se adaptan al uso de la mascarilla. Así, el profesor de Saraiba Salud Integral (rúa da Concordia, 20), Miguel Loureiro, defiende que "el yoga aporta calma y perspectiva, para aprender a vivir con todo lo que no puedes cambiar. Antes los alumnos venían para lograr mejorías físicas, y ahora llegan recomendados por un médico debido a problemas de ansiedad y nerviosismo", subraya Loureiro. 

Luz Iglesias, una de las profesoras de Mandala (rúa Doutor Marañón, 2), donde se basan en el hatha yoga, secuencias de posturas que se encadenan para lograr una mente estable, subraya cómo este método "ayuda a tener una comprensión mayor de lo que sucede contigo mismo. Y si eres capaz de advertir que está llegando un enfado puedes intentar controlarlo en vez de estallar. El trabajo de la respiración tranquiliza la mente". 

Por su parte, en el Estudio de Salud Sana(rúa M. Curros Enríquez, 1) cuentan con profesionales dedicados a yoga, psicología y nutrición. "El mundo del yoga es muy amplio y a la vez sencillo, nosotros practicamos hatha clásico, realizando ejercicios respiratorios mientras se mantienen posturas", destaca su profesora María Novoa.

Corren tiempos difíciles también para estos negocios: "Cuatro alumnos por clase nos supone menos del 50% del aforo, pero no se puede trasladar ese coste al cliente. Así que está apurada la cosa. Esperemos que dé para sobrevivir", aguarda Loureiro, quien se ha esforzado en minimizar riesgos: "Tenemos ventilación continua, es como realizar la actividad en la calle". 

Los centros echan mano de la tecnología para realizar clases online, eso sí, como matiza Loureiro, "vídeos en Internet hay millones pero el chico de Youtube no te corrige. Y sin tutela hay gente que se lesiona. Nosotros nos conectamos al mismo tiempo para indicar errores". En cuanto a la mascarilla, este profesor defiende que "no está siendo un handicap". Por el contrario, Iglesias subraya que "dificulta las cosas, al ser vital una respiración lo más tranquila posible". Desde Sana consideran que "cuando encuentras la mascarilla que mejor te va no es incómodo". Por último, en Quercus Estudio (rúa do Progreso, 149), su profesora de pilates Elena Lastra reconoce cómo "en cuanto nos acostumbramos no hubo problema, no es una actividad como correr una maratón a nivel de demanda de oxígeno". 

En Saraiba practican todo tipo de yoga: iyengar, hatha, para niños con necesidades especiales, senior, restaurativo y nidra. Y Loureiro tiene claro que "si hablamos de una práctica continua y consciente, cambiará nuestra forma de reaccionar ante las cosas. Nos ancla en el presente, tranquiliza a los niños y ayuda a que personas mayores mejoren la coordinación y la motricidad". Pero estos beneficios no se alcanzan sin esfuerzo: "El secreto es la continuidad, ir una vez cada 15 días está bien para decir que haces yoga y poco más". 

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