Diabetes tipo 2: crónica, progresiva y en aumento

Medidor del nivel de glucosa en sangre.
photo_camera Medidor del nivel de glucosa en sangre.
La obesidad y la edad de la población, principales factores de riesgo

La diabetes tipo 2 es un enfermedad crónica, progresiva y grave, y lo más preocupante es que va en aumento debido a que se trata de una dolencia muy ligada a dos factores de riesgo que crecen: la obesidad y la edad de la población.

Así lo pusieron recientemente de manifiesto médicos especialistas invitados a unas jornadas virtuales organizadas por la Federación Española de Diabetes (FEDE), en las que se ha hablado también del uso de las nuevas tecnologías para la atención de estos pacientes con vistas a mejorar su calidad de vida.

En España se estima que la prevalencia de la diabetes tipo 2 ronda el 14%, lo que supone hablar de más de cinco millones de personas. Los síntomas pueden ser en ocasiones menos marcados que en otro tipo de diabetes, por lo que la situación de hiperglucemia puede mantenerse de forma crónica, elevando el riesgo de padecer complicaciones en los ojos, riñones, nervios o el corazón.

La necesidad de llevar un buen control de esta enfermedad, que con la pandemia se ha visto alterado cuando no interrumpido, así como la urgencia de educar al personal de enfermería y al propio paciente sobre cómo manejar este tipo de diabetes han sido defendidas en este evento.

Pero no solo en España preocupa la salud de la población respecto al aumento de peso  y las enfermedades que provoca, como la diabetes o la hipertensión y su importante avance con el confinamiento por la pandemia. Así lo revelaron importantes especialistas iberoamericanos, dentro del encuentro "Obesidad, una pandemia silente".

Así, el gerente médico de la farmacéutica Merck, Juan Omar Toledo, remarcó que existe una fuerte relación entre la mala alimentación y el sobrepeso, principalmente, por factores culturales y emocionales. Destacando todo lo relacionado con la costumbre de celebrar los buenos momentos alrededor de la comida.

Tratar la obesidad

El especialista peruano Helard Manrique, añadió que aunque la obesidad es una enfermedad crónica en sí misma, padecerla aumenta el riesgo de sufrir otras graves patologías como diabetes o hipertensión.

El también médico endocrinólogo Luis Huarachi indicó que el tratamiento de la obesidad debe ser multidisciplinario y comprender desde la nutrición hasta estrategias de conducta y farmacoterapia, para abordar temas psicológicos y sociales que también influyen en la pérdida de peso, además de la alimentación y los ejercicios.

"Es importante resaltar que existen medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso central, con el objetivo de reducir las ansias de comer. Estas terapias han tenido muy buenos resultados, puesto que permiten perder peso de forma progresiva, segura y que el resultado se mantenga a largo plazo", acotó.

Consumir sardinas, un buen preventivo

Un estudio liderado por la profesora e investigadora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) Diana Díaz Rizzolo ha descubierto que el consumo regular de sardinas tiene un efecto preventivo ante la diabetes tipo 2.

Según el estudio, nutrientes presentes en la sardina en altas cantidades, como la taurina, el omega 3, el calcio y la vitamina D, tienen un rol protector ante esta enfermedad, que afecta en torno a un 14 % de la población española mayor de 18 años.

Rizzolo puso en valor este descubrimiento científico, ya que el consumo de sardina no solo es asequible económicamente y fácil de encontrar, sino que es seguro y preventivo ante la diabetes tipo 2: "Es fácil recomendar su consumo desde la consulta médica y asumible por parte de la población", declaró.

El estudio, cuyos resultados se han publicado en abierto en la revista "Clinical Nutrition", incluyó 152 pacientes de tres centros de atención primaria, de 65 años o más, y que presentaban  prediabetes, con unos niveles de glucemia en ayunas entre 100-124 mg/dl.

Todos los pacientes entraron en un programa nutricional enfocado a disminuir el riesgo de padecer la enfermedad, pero solo el grupo de intervención añadió a su dieta 200 gramos semanales de sardinas; es decir, dos latas de sardinas con aceite de oliva.

Para facilitar su consumo, y gracias a la colaboración de la Fundación Alicia, los participantes recibieron un libro de recetas a base de sardinas en lata; y se aconsejó que se comiera la sardina entera, sin sacar el esqueleto, dado que esta parte es especialmente rica en calcio y vitamina D. 

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