El consumo de semillas se ha extendido en los últimos tiempos y podemos encontrarlas en panes, mezclas de cereales, en ensaladas, en postres
El consumo de semillas se ha extendido en los últimos tiempos y podemos encontrarlas en panes, mezclas de cereales, en ensaladas, en postres…
Hoy nos gustaría hablar de la recomendación para que su consumo sea adecuado y podamos aprovecharnos mejor de sus propiedades nutricionales.
En el grupo de las semillas que consumimos nos encontramos: chía, lino, girasol, sésamo, calabaza, cáñamo…
Pues bien, las semillas de lino, chía y sésamo, por su dureza (al estar con la piel) y tamaño, es recomendable molerlas y en especial el lino y la chía hidratadas (se pueden dejar en agua por la noche o la chía también queda fenomenal con leche, bebida vegetal o yogur, por ejemplo).
En caso de molerlas, debemos guardarlas en un tarro hermético y resguardadas de la luz, incluso se podrían congelar molidas y sacar la ración cuando queramos consumirlas sin necesidad de tiempo de descongelación al no contener agua.
Deciros que, si decidís comerlas tal cual (sin hidratar y moler) no debemos preocuparnos, no es que nos vayan a hacer daño (hidratarse bien para evitar tapón), pero no nos aprovecharemos adecuadamente de sus propiedades.
Las semillas de girasol, calabaza… al estar desprovistas de su cáscara y también por su tamaño, podemos consumirlas tal cual, crudas o tostadas.
Es importante comer con atención y masticar. Las semillas, en general, son una gran fuente de fibra, proteína de origen vegetal, vitaminas y minerales.