Como cada 5 de mayo, este jueves se celebra el Día Mundial de la hipertensión pulmonar, una efeméride que se aprovecha para concienciar a la sociedad sobre una patología que afecta a más de 25 millones de personas y a la que no se le conoce cura, aunque su rápida detección permite tratarla y reducir su avance.
Se trata de una enfermedad rara y crónica que puede ser hereditaria y se presenta de forma más frecuente en mujeres. Consiste en el incremento anormal de la presión de las arterias pulmonares debido a cambios celulares.
Para prevenirla, algunos de los consejos más repetidos son, como para muchas otras patologías, mantener una dieta equilibrada, evitar el sobrepeso, realizar actividad física controlada y regular, evitar la ingesta de drogas y acudir al médico especialista para pedir una valoración profesional en caso de que existan antecedentes en el árbol genealógico.
La hipertensión pulmonar puede ser causada por un gran número de factores, como pueden ser la insuficiencia cardíaca o las enfermedades autoinmunitarias.
El diagnóstico se realiza normalmente mediante un ecocardiograma en el que se ven signos de aumento de presión.
