LA POLÉMICA DEL CHULETÓN

El auge de la proteína vegetal conquista la industria cárnica

Un trabajador de una carnicería muestra un chuletón de grandes dimensiones.
photo_camera Un trabajador de una carnicería muestra un chuletón de grandes dimensiones.
El número de personas que disminuyeron el consumo de carne es un 30% más que hace dos años

Con el consumo de carne en el disparadero, la industria cárnica apuesta tanto en España como a escala global por el mercado de la proteína vegetal como línea de negocio paralela a su actividad y, aunque suene paradójico, ya es partícipe del auge que viven estas “alternativas”. Bajo el principio “si no puedes con tu enemigo, únete a él”, la industria cárnica española -no sin alguna reticencia- se echó en brazos de esos productos que imitan el sabor, la textura y el olor de la carne, y que a priori compiten con el que sigue siendo el núcleo central de sus ventas.

El sector cárnico está en el disparadero estos días después de las palabras del ministro de Consumo, Alberto Garzón, quien recomendó reducir su ingesta alegando motivos de salud, medioambientales y de bienestar animal, lo que generó airadas reacciones. Fuentes del sector reconocen diferencias internas a la hora de abordar este reto: de un lado los ganaderos, que ven en este movimiento un ataque a su modo de vida, y del otro la gran industria, que ya trabaja con proteína vegetal como respuesta a una tendencia de consumo que no deja de aumentar.

“Calculamos que en España hay un crecimiento en el número de ‘veggies’ -concepto que agrupa a veganos, vegetarianos y flexitarianos (reducen el consumo de carne sin eliminarlo del todo)- del entorno del 30% respecto a hace dos años”, explica David Lacasa, socio de la consultora Lantern. Coautor del estudio “La Revolución Verde”, Lacasa considera que la decisión estratégica de muchas cárnicas de lanzarse al mundo vegetal es “una reacción, pretenden capturar lo que pierden de un lado por el otro”.

Decisiones estratégicas

“La principal motivación que vemos en el consumidor para hacer este cambio es la salud. Hay una percepción de que la carne, sobre todo la roja, no es tan saludable”, detalla. No obstante, la mayoría de los “sustitutos” vegetales actuales son productos ultraprocesados: “Un ‘nugget’, aunque sea para veganos, no deja de ser un ‘nugget’ y está empanado, prefrito, contiene grasas...”, recuerda Lacasa, quien apunta que el desarrollo del sector pasa por mejoras en este campo.

Entre las grandes empresas españolas del sector, Noel arrancó con un embutido vegetariano en 2016, y después se sumaron “gigantes” como Campofrío o El Pozo. “Fuimos una de las primeras compañías en apostar por la proteína vegetal, para nosotros es fundamental porque detectamos un gran crecimiento”, reconoce el director general de Campofrío, Javier Dueñas.

Tanto es así que la firma incluso ya trabaja junto a otras empresas en presentar un proyecto específico en esta línea de negocio para aprovechar los fondos europeos: “Es una oportunidad para revisar el tejido productivo y prepararlo para el futuro”.

"O te sumas o te pasan por encima"

El fenómeno de la proteína vegetal como sustituto de productos de origen animal arrancó en el mundo lácteo con la leche, y ahí también se observa cómo los grandes grupos (Danone, Kerry o Pascual, a escala nacional) fueron protagonistas; el pescado figura ya como próximo objetivo. Responsables de Pascual recordaban en un foro reciente que ambos modelos (animal y vegetal) “convivirán durante bastante tiempo”, por lo que es clave contribuir a la transformación de la ganadería, que “está sufriendo” y ve cómo “muchas explotaciones cierran”.

“Quizá ahora nos falte implicar a los que están al principio de la cadena. España es potente ahí, y es verdad que por el momento hemos mirado hacia adelante pero no hacia atrás”, admitía en el mismo acto Santiago Aliaga, el consejero delegado de “Zyrcular Foods”, la sociedad independiente creada por los dueños de Vall Companys.

El sector de la proteína vegetal también está participado por multitud de “start up”, como es el caso de Heura, nacida en Barcelona y que acaba de recaudar 16 millones de euros en una ronda de financiación. “Al cambio, o te sumas o te pasa por encima. La respuesta de la industria cárnica es una señal. Los que no creían y se reían antes, ahora forman parte de la revolución. Aunque nos preocupan los malos productos, es el principal enemigo de la categoría”, advierte su cofundador, Marc Coloma. Así, el movimiento es global: la brasileña JBS apostó por la fabricante de alternativas vegetales Ozo; el gigante norteamericano Smithfield cuenta con una línea de productos de este tipo; la también estadounidense Cargill ya “juega” en este mercado y su compatriota Tyson Foods invirtió en “Beyond Meat”.

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