Con motivo de la Semana Internacional de las Personas Sordas, que se celebra del 19 al 25 de septiembre, la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE) ha hecho público un manifiesto en el que se apunta al reconocimiento de la diversidad lingüística de la comunidad sorda y el apoyo a su ejercicio.
En este sentido, el CNSE alude al pronto desarrollo de un reglamento específico sobre las lenguas de signos españolas desde la perspectiva de los derechos lingüísticos que asegure su presencia en todos los ámbitos, y reclama su incorporación en la Constitución Española, en la Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias, y de manera transversal en cualquier legislación.
“Las lenguas de signos son un derecho humano y como tal, deben protegerse y promocionarse”, enfatizan.
En este contexto, desde La Región traemos cinco maneras de hacer algo más sencilla la rutina de las personas sordas con las que nos podemos cruzar en el día a día.
Aprende, aunque sea, lo más básico de la lengua de signos
Al igual que si viajas a Japón aprendes las palabras más básicas para poder acudir a un supermercado o pedir un café en un bar, no cuesta nada aprender, al menos, los conceptos más básicos de la lengua de signos.
Esto supondrá un interesante aporte de cultura general y, sobre todo, una herramienta para facilitar la vida a muchas de las personas que nos rodean.
Con la lengua de signos, la intención no basta
Si, por el contrario, no se conoce nada de la lengua de signos, mejor ni intentarlo: solo realizaremos gestos aleatorios que confundirán a la persona sorda. Mejor será, en todo caso, expresar de forma escrita nuestro mensaje.
Investiga el gran número de apps que pueden facilitar las cosas
En el mundo de hoy, las nuevas tecnologías pueden resultar de gran ayuda. Así, existe todo un universo de apps a explorar por su utilidad, como los diccionarios de lenguaje de señas o los procesadores de voz.
Facilitar la lectura labial
Esto es algo tan obvio como sencillo, pero que a menudo no se tiene en cuenta cuando uno se relaciona con una persona sorda o con dificultades auditivas en general.
A veces se infravalora lo que ayuda la lectura labial a la hora de comprender un mensaje transmitido oralmente, también entre personas con sus capacidades de escucha en perfecto estado.
Por lo tanto, debemos evitar darnos la vuelta o taparnos la cara cuando estamos conversando. Puede que, a primera vista, se piense que gritar ayudaría, pero no: al expresarse de este modo la cara se deforma y esto dificulta la lectura labial. Además, al vociferar el sonido se distorsiona, dificultando la escucha a una persona hipoacústica. Más no siempre es mejor.
