Un estudio de Cruz Roja alerta de los muchos problemas de los ancianos para llegar a final de mes

Los mayores más pobres, los que más ayudan a su familia

Un miembro de Cruz Roja camina con una anciana.
La mitad de las 360.000 personas mayores atendidas por Cruz Roja se encuentra bajo el umbral de la pobreza, pero, a pesar de que un tercio de ellos no pueden encender la calefacción ni una hora al día, son los primeros en ayudar a su familia.
El informe arroja 'datos preocupantes' como la gran soledad que padecen muchos de los mayores, a pesar de que son ellos los más dispuestos a dar ayuda a los miembros de su familia con problemas económicos, como hicieron el 33 por ciento de los encuestados, según explicó el coordinador general de la institución, Antoni Bruel.

El 56 por ciento de estos mayores viven solos, el 22 por ciento con su cónyuge y el mismo porcentaje con hijos u otros familiares.

A pesar de que el 45 por ciento de los mayores tienen la sensación de que la sociedad les percibe como una carga para la economía y la seguridad social, los datos del informe muestran su decisiva aportación a la sociedad.

El informe también destaca que en uno de cada cuatro hogares, la persona mayor convive en su domicilio con otros mayores, de los que debe ocuparse.En los dos últimos años, un tercio de los mayores necesitó y recibió ayuda, explica Cruz Roja, que se presta mayoritariamente a través de teleasistencia, acompañamiento en el domicilio o a citas médicas, ayuda doméstica o en el trámite de cuestiones de su vida diaria.

Cruz Roja recuerda que los mayores son uno de los colectivos que menos ayuda piden a las organizaciones sociales o a las administraciones.

El rostro más común de los mayores que reciben la asistencia de esta organización tiene más de 80 años (64 %), está viudo el 62 % y la mitad carece de estudios.

Respecto a los ingresos, la mitad percibe una pensión de jubilación y vive con menos de 620 euros al mes, un 37 por ciento una pensión de viudedad y un 6,8 por ciento carece de ingresos.

Los mayores valoran la convivencia como buena en el 62 por ciento de los casos, aunque un 18,4 reconoce vivir situaciones de tensión y un 36,6 por ciento no contesta.

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