Un programa pionero en España ofrece una segunda oportunidad a reclusos menores de 35 años con empleo y formación

Montar su propio negocio, otra fórmula para reinsertar a presos

Murat ha abierto su 'kebab' en Alcalá de Henares (Madrid), 'María' sueña con su restaurante latino y Daniel con uno de arena de playa, Ísan aspira a tener su taller de chapa y pintura y Bogdan a preparar a los presos en su regreso a la ansiada libertad con su gabinete de 'coaching'.
Estas son algunas de las 42 historias de reclusos emprendedores elegidos cuidadosamente para un programa iniciado en 2008 por el Instituto de la Juventud (Injuve) e Instituciones Penitenciarias que prepara el camino de la libertad a jóvenes de ambos sexos, de entre 20 y 35 años, a través de la formación y el autoempleo. 'En la parte final de la condena tenía la sensación de que sobraba allí', explica Bogdan, un despierto y locuaz rumano, de 32 años, condenado a 12 años de cárcel por falsificar tarjetas de crédito, de los que cumplió cinco años y tres meses.

Cuando los ojeadores profesionales de la cárcel escogieron a Ísan, de 31 años, para acceder al programa, este joven madrileño preguntó al tribunal que lo examinó dónde estaba la cámara oculta, pensando que se trataba de una broma. 'María', nombre ficticio de una 'latina' de 30 años, condenada a nueve años y un día por narcotráfico -la 'tarifa plana' en el argot carcelario- pronto se licenciará como trabajadora social y aspira a montar un restaurante latino con una compañera. Así 'podremos acercarnos a nuestras raíces, que es lo que más se añora', dice.


'PERSONAS RECUPERABLES'

El programa 'Jóvenes, autoempleo y prisión', pionero en España, se implantó en cárceles de las comunidades de Madrid y Castilla y León, con posibilidad de extenderlo a otras autonomías. A finales de octubre había en España poco más de 79.500 reclusos -64.016 en la Administración central y unos 15.500 en Cataluña, que tiene transferidas estas competencias- de los que aproximadamente la mitad son jóvenes de entre 18 y 35 años. En esa franja de jóvenes es donde se encuentran personas 'más receptivas' a la formación y 'perfiles de personas más recuperables' para la sociedad, explica el director general de Coordinación Territorial y Medio Abierto de Instituciones Penitencias, Virgilio Valero.

El programa consta de cinco fases: selección de los reclusos, acceso al régimen abierto en el centro Victoria Kent de Madrid, formación a cargo de la Fundación Tomillo, con especial énfasis en informática, trabajo por cuenta ajena para recuperar habilidades y destrezas perdidas en prisión, y montaje del propio negocio y gestión asistida del mismo. El perfil de recluso que se busca es aquél 'que manifiesta una cierta vocación de emprendedor' y que ha tenido una actitud proactiva y participativa en prisión y que 'por las razones que sean quieren huir del patio y aprender un oficio', dice el sociólogo Enrique Arnanz, coordinador del programa.

'A nosotros no nos importa para nada el delito; nos importa la persona', dice Arnanz. Personas como 'María', que un día creyó que podía 'comerse el mundo', se embarcó en un vuelo a Barajas con una maleta cargada de droga y acabó en la cárcel, lejos de su familia y amigos, donde encontró su verdadero 'rumbo' en el estudio y en el programa de formación y autoempleo. 'Ha sido un espacio en recesión, de pausa, como las videocaseteras; le das al 'pause' y allí te quedas un momento viviendo tu mundo, en tu burbuja, luego le das al 'play' y la vida continúa', afirma.

Otra característica para acceder al programa es que el candidato haya cumplido, al menos, una cuarta parte de la condena, tener su horizonte de libertad en un plazo corto o haber accedido ya al tercer grado. Instituciones Penitenciarias tiene múltiples programas de reinserción, pero en este en concreto 'se requieren unas cualidades que no todo el mundo tiene', afirma Valero. 'No todos somos emprendedores ni montamo un negocio' en la vida normal.

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