Morirse es caro, pero recordar a los difuntos aún puede serlo más

Morirse cuesta al menos unos 3.700 euros de media, que es el precio que cobran las funerarias por un entierro de gama media, aunque este precio puede dispararse si los familiares quieren tener un recuerdo personalizado del difunto con un diamante hecho con su cabello, una joya con su huella o una memoria digital de su vida en Internet.
El ingenio de las empresas funerarias no para de funcionar y cada año aportan nuevas novedades a sus servicios de acompañamiento y organización de funerales. Hace unos diez años empezaron a ofrecer música en directo en los tanatorios, unos 200 euros por cuatro piezas interpretadas por tres músicos, y este año la moda es la elaboración de una memoria digital, que, por unos 150 euros, rastrea todos los perfiles y la información del difunto en las redes sociales de Internet y las recopila en un 'pen drive' para que los familiares tengan una 'memoria digital' de su allegado.

Este servicio incluye el borrado, si la familia lo desea, de la información del difunto en Internet, la cancelación de sus cuentas en las redes sociales o la comunicación por internet de su fallecimiento a sus contactos en todas sus cuentas. Pero sin duda el precio de un entierro se dispara si la familia opta por tener una joya personalizada gravada con una huella de uno de los dedos del difunto, que cuesta unos 250 euros y puede ser de plata u oro, o un diamante por el que tendrá que pagar unos 1.300 euros adicionales.

Otra manera de recordar al difunto que ofrecen las empresas funerarias es la elaboración de la 'crónica de una vida', un pequeño libro testimonial que recoge una semblanza biográfica y la trayectoria vital del familiar fallecido que puede contratarse por unos 160 euros más.

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