El papa reclama a los jóvenes en la JMJ no claudicar ante el desánimo

Miles de peregrinos abandonan el Parque Tejo tras la misa de envío presidida por el papa Francisco.
photo_camera Miles de peregrinos abandonan el Parque Tejo tras la misa de envío presidida por el papa Francisco.
El pontífice anunció al final de la misa que la próxima edición se llevará a cabo en Seúl en el 2027

El papa Francisco animó a los jóvenes presentes en la misa de envío de la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa (JMJ) a que “no tengan miedo”, señaló que hoy hace falta un “destello de luz” ante “tantas oscuridades” y les pidió que no se dejen llevar por el “desánimo” y que sigan con sus sueños de “cambiar el mundo”.

“Ustedes que cultivan sueños grandes, pero a veces ofuscados por el temor de no verlos realizarse. A ustedes que a veces piensan que no serán capaces. Un poco de pesimismo se nos mete a veces. A ustedes jóvenes tentados en este tiempo por el desánimo, por juzgarse quizás fracasados o por intentar esconder el dolor disfrazándolo con una sonrisa. A ustedes jóvenes que quieren cambiar el mundo y está bien que quieran cambiar el mundo. A ustedes que quieren luchar por la justicia y la paz”, indicó el Pontífice, al tiempo que añadió “no tengan miedo”.

Así lo expresó el Pontífice ayer en la Misa de envío de la JMJ, que congregó en el Parque Tejo de Lisboa a cerca de un millón y medio de peregrinos, según informó Vatican Media. Además, en la misa concelebraron junto al papa unos 700 obispos y 10.000 concelebrantes de todo el mundo.

 

“A ustedes jóvenes que le ponen ganas y creatividad a la vida, pero que les parece que no es suficiente. A ustedes jóvenes que la Iglesia y el mundo necesita la tierra, necesita la lluvia; a ustedes, jóvenes, que son el presente y el futuro, sí, precisamente a ustedes, jóvenes, hoy Jesús les dice: No tengan miedo”, remarcó Francisco.

Asimismo, el papa anunció al final de la misa que la próxima la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) se celebrará en Seúl en 2027 y afirmó que así “que desde la frontera occidental de Europa se trasladará al lejano oriente y esto es símbolo de la universalidad de la Iglesia”.

Movilización histórica

El papa cerró ayer en Lisboa la primera JMJ después de la pandemia, que superó las previsiones, con más de un millón y medio de fieles de todo el mundo, y donde tuvo un especial reconocimiento para las víctimas de abusos sexuales, llamó a los jóvenes a avanzar sin miedo e insistió en que hay espacio para todos en la Iglesia.

Lisboa, con medio millón de habitantes, asumió el reto de recibir la mayor concentración católica con el objetivo de reunir a un millón de peregrinos. Pero la realidad superó con creces las estimaciones.

De los 500.000 peregrinos que asistieron a la misa de apertura el martes, en el Parque Eduardo VII, la participación aumentó hasta la “acampada” del millón y medio de fieles que arropó al pontífice en la vigilia de la noche del sábado y en la misa de despedida de este domingo en el Parque Tejo, una explanada con una superficie equivalente a un centenar de campos de fútbol a orillas del río.

Multitudes a las que se sumaron las miles de personas que se congregaron en las calles de la capital lusa para saludar el paso de la comitiva papal durante los cinco días de su visita, y en los que se paralizó la actividad del centro de la ciudad.

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