"No es fácil de explicar", asegura la ourensana Canolich Fernández Salgado sobre su experiencia en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Aún en Lisboa, atiende el teléfono a media tarde, todavía sin comer.
“Es que tardamos mucho en salir del Campo de la Gracia, donde se celebró la misa de clausura, porque había muchísima gente”, relata la joven, de 20 años. Un millón y medio de personas frente a las que Fernández leyó al inicio de la eucaristía. Fue la primera laica en leer, en su caso, un fragmento de la Profecía de Daniel. “La verdad es que no era consciente de toda la gente que estaba allí mientras leía”, reconoce. Cuando le ofrecieron participar, no lo dudó: “Sabía que no iba a volver a tener esa oportunidad en toda mi vida”.
Llegó a Lisboa el pasado día 1 con el grupo MarCha Compostela de los Maristas. Esta era la primera JMJ a la que acudía y, sin duda, no podría haber ido mejor: “Es una experiencia inolvidable”. De todo lo vivido, se queda con el Vía Crucis. “Nos gustó mucho porque dieron un punto de vista muy actualizado, se habló del aborto, del cambio climático, de las nuevas tecnologías… todo con música y bailarines”, cuenta. Asegura que el papa -del que estuvo a escasos metros durante su lectura- es “muy cercano” a los jóvenes: “No habla como si fuese una institución, habla con nuestra jerga”.
Aunque la próxima JMJ se celebrará en Seúl (Corea del Sur) en el año 2027, Fernández reconoce que le gustaría participar: “Me queda un poco mal… pero es en cuatro años, bueno, a ver qué pasa”. Hoy regresa a casa tras una intensa semana.
