El UMP aviva el debate sobre una iniciativa que muchos creen que estigmatiza a los musulmanes

El partido de Sarkozy intenta reforzar el laicismo en Francia

Una mujer con 'burka' camina por una calle de París. (Foto: ARCHIVO)
Los conservadores franceses del partido del presidente, Nicolas Sarkozy, abrieron ayer el debate sobre el laicismo en la sociedad, una polémica iniciativa que les valió numerosas críticas de quienes consideran que tiene al Islam en el punto de mira.
En una asamblea extraordinaria la Unión por un Movimiento Popular (UMP) puso encima de la mesa 26 propuestas para recobrar el brío de un laicismo que consideran amenazado por el ascenso de algunas religiones, en particular la musulmana, practicada en Francia por más de cinco millones de personas. Las medidas, algunas de las cuales la UMP tiene la intención de convertir en leyes en las próximas semanas, persiguen afianzar la libertad religiosa y reafirmar el principio de laicismo.

La iniciativa le valió al partido una tormenta de críticas por considerar que el debate es innecesario y puede abrir heridas en la sociedad. Algunos acusan o a los conservadores de querer pescar en los caladeros del ultranacionalista Frente Nacional, que les pisa los talones en las encuestas y cuya presidenta, Marine Le Pen, amenaza con desplazar a Sarkozy de la segunda vuelta de las Presidenciales del año próximo. Críticas que el secretario general de la UMP, Jean-François Copé, rechazó con el argumento de que el debate sobre el laicismo está en la sociedad y que los políticos no pueden mirar para otro lado.


UNIÓN Y NO DIVISIÓN

El líder de los conservadores señaló que su partido propone 'un laicismo de unión, no de división' y aseguró que las medidas propuestas buscan ayudar a aquellos que se enfrentan sobre el terreno con los problemas derivados del ascenso religioso. Copé rechazó la 'negación' del problema de los socialistas y la 'demagogia' de los ultranacionalistas y propuso 'una tercera vía, la de la responsabilidad'. Pero ni siquiera en el seno de su familia política Copé encontró unanimidad y el propio primer ministro, François Fillon, boicoteó el debate ante el riesgo que acarrea de una 'estigmatización' de los musulmanes.

Sin embargo, 14 miembros de su Gobierno mostraron su respaldo al debate, al que no acudieron los principales representantes religiosos del país pese a que estaban invitados. En una tribuna pública firmada hace unos días, las cabezas visibles de las iglesias católica, ortodoxa, musulmana, protestante, judía y budista alertaron del riesgo de 'confusiones' que podía entrañar este debate. El presidente de la Conferencia Episcopal, André Vingt-Trois, reafirmó ayer que ese debate tiene 'riesgos que no son menores' como el del 'rechazo de toda expresión religiosa en la sociedad'.

Muchas de las propuestas lanzadas ayer por la UMP pretenden convertirse en leyes y ser aplicadas a partir de 2012. Otras serán de aplicación más inmediata, como la prohibición de organizar rezos fuera de lugares de culto, que persigue acabar con esta práctica muy utilizada por los musulmanes en aquellos lugares en los que no hay mezquitas. La UMP propone medidas para erradicar los signos religiosos de los servicios públicos, como la exigencia de tener un menú específico o no tener que dar ciertas asignaturas en la escuela.

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