La Real Academia Gallega (RAG) recibió ayer 'un espistolario de características hasta ahora desconocidas' de manos de la nieta de José Mejuto Bernárdez, que las escribió desde su cautiverio durante la Guerra Civil poco antes de ser ejecutado en el año 1937.
El presidente de la RAG, Xesús Alonso Montero, se mostró 'emocionado' al recibir de Ana Paula Mejuto, nieta del autor, las 40 cartas que narran la estancia de un mecánico en la prisión de Pontevedra y en el campo de concentración de la Isla de San Simón hasta su fallecimiento.
En los documentos se observa cómo fue encarcelado como 'venganza personal' de un pariente que se dedicó a 'echar leña al fuego', algo que finalmente supondría 'su condena a pena de muerte'.
Ana Paula se manifestó por su parte 'honrada' con poder hacer que el patrimonio de su abuelo, que era de la localidad pontevedresa de Cangas do Morrazo, pueda pasar a formar parte del archivo de la RAG, para que los investigadores trabajen con él. Explicó que de momento dona unas copias de los documentos originales, pues está escribiendo un libro sobre ellas, pero en cuanto lo termine y lo publique entregará los originales en la Academia de la lengua gallega.
Su abuelo fue ejecutado con apenas treinta años, entonces su viuda y sus hijos emigraron a Buenos Aires, en la década de 1950, por lo que ahora 'una porteña con la cultura gallega como herencia' hace su particular relato. Olivia Rodríguez, corresponsal de la RAG, fue la descubridora de estas joyas a raíz de una conversación en la que 'a los diez minutos pensaba que se trataba de algo grande', tanto que llegó a dudar 'si realmente existían'.
En los documentos se observa cómo fue encarcelado como 'venganza personal' de un pariente que se dedicó a 'echar leña al fuego', algo que finalmente supondría 'su condena a pena de muerte'.
Ana Paula se manifestó por su parte 'honrada' con poder hacer que el patrimonio de su abuelo, que era de la localidad pontevedresa de Cangas do Morrazo, pueda pasar a formar parte del archivo de la RAG, para que los investigadores trabajen con él. Explicó que de momento dona unas copias de los documentos originales, pues está escribiendo un libro sobre ellas, pero en cuanto lo termine y lo publique entregará los originales en la Academia de la lengua gallega.
Su abuelo fue ejecutado con apenas treinta años, entonces su viuda y sus hijos emigraron a Buenos Aires, en la década de 1950, por lo que ahora 'una porteña con la cultura gallega como herencia' hace su particular relato. Olivia Rodríguez, corresponsal de la RAG, fue la descubridora de estas joyas a raíz de una conversación en la que 'a los diez minutos pensaba que se trataba de algo grande', tanto que llegó a dudar 'si realmente existían'.
