Papeles del rock

El viaje de Rosana a África: 40 años de “Toto IV”

Los integrantes de la banda de rock estadounidense Toto, en una imagen del año 1982.
photo_camera Los integrantes de la banda de rock estadounidense Toto, en una imagen del año 1982.

El 1982 ha sido siempre recordado en nuestro país como el año del Mundial de Fútbol que Italia le ganó a Alemania en Madrid ante los saltos de alegría del presidente Sandro Pertini en el palco del estadio y por la primera victoria electoral del PSOE en el nuevo régimen del 78 desde la II República. Musicalmente sin embargo, fue un año especialmente interesante en el mundo del rock. Ya nos hemos hecho eco en estos “Papeles de Rock” de alguna efeméride que tuvo lugar en ese año, tanto el “Rock & Ríos” como la edición del mítico álbum debut homónimo de Asia. Hoy, al cumplirse 40 años de la edición en abril de 1982 de ‘Toto IV’, un disco de una repercusión y un impacto perfectamente equiparables al de Asia, necesariamente tenemos que detenernos en la historia de este imperecedero clásico de clásicos del AOR y del rock melódico.

En 1982 en Inglaterra y Europa básicamente eran dos las tendencias que comercial y mediáticamente hablando predominaban: por un lado el Heavy Metal de AC/DC –aunque los australianos nunca se han sentido identificados con esta etiqueta y/o estilo musical- Judas Priest y Iron Maiden. Por otro, lo que se llamaba en aquella época “tecno-pop”, corriente que se inició al calor del éxito de The Buggles – sí, los de “Video Killed The Radio Star” ¿se acuerdan?- entre 1979 y 1980 y que llevó al éxito comercial a grupos como Soft Cell, Orchestal Manouvres In The Dark, Heaven 17 o Duran Duran. Sin embargo en América, desde mediados de los 70 y por mor del multimillonario éxito del fenómeno Boston y Reo Speedwagon, se había instalado en ese inmenso mercado una tendencia, estilo, corriente o como se le quiera llamar de una inmensa popularidad avalada por el apoyo de todas las cadenas de radio en FM que se dio en llamar Adult Oriented Rock, que venía a ser un tipo de rock muy suave, muy comercial en el sentido de no basar su impacto en el riff de guitarra sino en estribillos muy pegadizos, líneas vocales claras y limpias y producciones muy cuidadas.

Journey o los ya mencionados Reo Speedwagon –que habían arrasado en listas con su álbum de 1980 “Hi-Infidelity”- estaban a la vanguardia de ese fenómeno, pero en 1982 la aparición de “Toto IV” puso a los de Los Angeles, cuyo hit-single de 1978 “Hold The Line” ya había sido un primer aviso, a comer en la misma mesa que las vacas sagradas del AOR Made In USA ocupaban hasta ese momento.

“Toto IV” es uno de los álbumes más influyentes en la carrera de la banda. Sigue siendo su álbum más vendido y tiene la mayor cantidad de éxitos de cualquiera de sus otros álbumes de estudio, amén de una producción magistral realizada por el propio grupo y un sonido, una envoltura musical y un aura de genialidad que lo colocan entre una de las indiscutidas cátedras sonoras del AOR de los 80.

“Toto IV” contiene dos canciones, dos hit-singles que son los que por sí solos fabricaron la multimillonaria repercusión de este álbum y que fueron los que sonaron más en la radio. Hablamos obviamente de “Rosanna”, que alcanzó el puesto nº 2 durante cinco semanas en la lista Billboard Hot 100 y de “África”, que fue el tercer sencillo del cuarto álbum de Toto y que se mantuvo en los primeros puestos de las listas hasta bien entrado 1983.

“Hydra” y “Turn Back”, sus álbumes inmediatamente anteriores, no habían logrado el éxito comercial que su sello, Columbia Records, esperaba. Por tanto, el grupo se vio muy presionado para hacer un disco que remontase sus ventas o enfrentar el riesgo de ser despedidos de la compañía, Por lo tanto, recurrieron a la fórmula del primer álbum, modificaron el formato multigénero y contrataron la ayuda de artistas externos como el bajista de los Eagles, Timothy B. Schmit. Toto también optó por apoyar el trabajo vocal exclusivo de Bobby Kimball haciendo que los otros miembros del grupo también cantaran en varias pistas reforzando los coros y dando un mayor cuerpo sonoro a todas las melodías.

Toto IV fue un álbum bien equilibrado que presentó a la banda en su máxima expresión musical, con un enfoque más pulido en la orquestación y la producción. Más allá de “Rosanna” y “Africa”, la poderosa balada “I Won’t Hold You Back” tiene a Steve Lukather a cargo de las voces haciendo un excepcional trabajo y el funk rock “Waiting For Your Love” es perfecto para un bop disco-dance, y de hecho, así sonó en más de una discoteca norteamericana en el verano de 1982.

Cómo ha sucedido muchas veces a lo largo de la historia del rock, la canción o al menos una de las canciones que hizo de este disco ese inmenso éxito, estuvo a punto de no entrar en el álbum: “Africa”.

“Realmente no pensé que al final entrase en el álbum”, declaró en su momento el teclista Steve Porcaro. “Nadie creíamos en ella, y a Steve Lukather la letra le parecía una estupidez. De hecho, mira donde la pusimos, fue la última canción de la cara B. Nadie en la banda, salvo David Paich, pensó que fuera una canción fuerte en absoluto… ¡y terminó siendo nuestro único número uno! ¡Eso demuestra lo poco que sabemos cualquiera de nosotros!”.

El éxito de “Rosanna” y “África” ayudó a Toto a ganar seis premios Grammy en 1983, incluyendo el de Álbum del año y Grabación del año. Pero eran tan anticuados en la era de la MTV como lo fueron en el período punk y siempre han reconocido que no supieron explotar el éxito comercial de este disco. No lanzaron una gira estadounidense adecuada en apoyo de ‘Toto IV’, una decisión fatal que Steve Lukather siempre sintió que les robó la oportunidad de convertirse en un grupo de estadios como Journey o Foreigner. Y cuando llegó el momento de lanzar ‘Isolation’ de 1984, despidieron a Bobby Kimball debido a problemas vocales y de adicción a las drogas. Fue reemplazado por el ex corista de Survivor, Dennis Frederiksen, y la banda logró un éxito de cierta notoriedad con “Stranger in Town”. Pero el álbum fue una decepción comercial y la gira se presentó ante océanos de asientos vacíos .

Al mismo tiempo, una herramienta tan básica en 1982 como era ya el video clip, fue otra ocasión desaprovechada para incrementar el ya de por sí multimillonario éxito de “Toto IV”. “Simplemente odiábamos hacer videos”, dice Steve Lukather. “Y ahora miro estos malditos videos, y es vergonzoso. ¿Cómo nadie nos recomendó un buen estilista? Quiero decir, ¿en qué estaba pensando? Alguien debería haberme abofeteado y dicho: “¡Solo toca la maldita guitarra, estúpido!”.

Pese a todo, “Toto IV” en 2022 ha superado las diez millones de copias vendidas y nadie discute que es un referente absoluto en el rock americano y mundial. Por ello, 40 años después, su escucha sigue siendo un verdadero placer.

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