Tribuna

Todos hemos sido Will Smith, Jada Pinkett o Chris Rock en algún momento de la vida

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El comportamiento del actor, completamente censurable, no ha hecho más que mostrar la doble moralidad de la sociedad actual

No soy Will Smith, ni Jada Pinkett y por supuesto tampoco Chris Rock, pero podría haberlo sido en muchos momentos de mi vida. Es así. En una corriente de "bienquedismo", de lo políticamente correcto y de la piel más fina que jamás hemos visto, medio mundo se ha roto las vestiduras criticando el movimiento (desafortunadísimo, por supuesto) de Will Smith en defensa Jade Pinkett-Smith, aunque seguramente pocos podrán decir que no se han sentido identificados en algún momento de su vida, incluso con algún gesto o broma desafortunada e irrespetuosa como la de Chris Rock.

Cualquier forma de violencia física es deleznable, pero como bien se dice por ahí "si errar es humano, echarle la culpa a otro todavía lo es más". Por eso, esa acción primaria, casi instintiva que debe ser reprimida a veces traiciona. ¿Está bien? No, pero tampoco la violencia verbal de Rock, que durante años ha ido al límite y superado lo que es humor y lo que es ofensa, igual que otros humoristas.

¿Es un movimiento de represión hacia la mujer o un ejemplo de masculinidad tóxica? Pues considero que tampoco. Es evidente que cuando se habla de sensibilidades, todo se maximiza, más cuando la censura de la siempre "libre" prensa estadounidense ni siquiera emitió las imágenes gracias al falso directo, temiendo que esa bofetada (merecida o no) a Chris Rock fuese a alterar lo más mínimo al público, cuando todos los días ven muertos, guerras y persecuciones por cualquiera de los infinitos canales de televisión que tienen en ese lado del charco.

Quizá si todos, los que defienden y los que reprochan pensasen en que las palabras y chistes de Rock fueron más allá de un comentario sobre la calvicie femenina (un problema que además afecta especialmente al colectivo negro con una incidencia altísima) muchos comprenderían que la deriva del humor en la gala de los Oscar ha llegado a permitir aberraciones sin el plus de la bofetada, también es cierto (al menos que se viese).

Falsa moralidad con Will Smith

Por eso, hablar de retirarle el Oscar a Will Smith por este incidente es de una falsa moralidad galopante. La misma que da más importancia a una guerra que otra por el simple hecho de ser "más cerca" o el de no emitir las imágenes para "no dar cancha a la violencia" cuando son uno de los países más agresivos del planeta.

Sin querer ir más allá de un debate que debería haber muerto a las 24 horas, lo vuelvo a repetir podría haber sido cualquiera de los tres en muchos momentos de mi vida. Es más, creo que lo he sido en varias ocasiones. Menos lecciones, más moralejas.

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