El tatuaje deja de ser sólo un adorno: nace el hiperrealismo

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Esta nueva técnica  permite "eliminar" cicatrices, cubrir estrías o "reconstruir" pezones tras una mastectomía

Los tatuajes ya no son sólo un adorno estético en la piel porque la nueva técnica del hiperrealismo permite "eliminar" cicatrices, cubrir estrías o "reconstruir" pezones tras una mastectomía, engañando a la vista con la maestría de tatuadores profesionales. El hiperrealismo en los tatuajes es una de las novedades que se han presentado en la XVII Convención Internacional del Tatuaje que se celebra este fin de semana en la Fira de Barcelona, convertida en la meca del arte sobre la piel.

Los organizadores del salón del tatuaje han apostado por incorporar una Jornada Informativa de la Reconstrucción, en la que han exhibido las técnicas de hiperrealismo que aplican en la reconstrucción (dibujada) de pezones a mujeres que han sufrido una mastectomía para minimizar las secuelas psicológicas y físicas que les supone haber superado un cáncer de mama. Mariló Fernández, tatuadora malagueña que ha impulsado el hiperrealismo en los tatuajes, explicó que cada vez son más las mujeres que optan por esta opción en vez de reconstruir la aureola y el pezón, "ya que es un método menos invasivo y no existe tanto rechazo como en la reconstrucción mediante cirugía".



Ayuda psicológica

La psicóloga oncológica de la Fundación para la Educación en Cáncer (Fefoc), Tania Estapé, aseguró que este tipo de tatuajes hiperrealistas ayudan a la paciente recuperada al finalizar el tratamiento, "puesto que supone más curación a nivel personal, sexual y en sus relaciones" y hace que la mujer se sienta "más normal, que el cáncer no haya sido tanto". El público que asiste a la convención, que espera la visita de unas 20.000 personas, es de lo más variado, comentó Mariló Fernández, "porque el tatuaje forma parte ya de la sociedad, aunque aún hay tabúes".

La tatuadora aseguró que el perfil de gente tatuada ha cambiado y ahora cualquiera puede llevar un tatuaje: "Un guardia civil, un banquero o incluso un juez pueden ir tatuados", dice. Según Fernández, las personas se tatúan porque quieren recordar algo, aunque "los chavales se hacen tatuajes más comerciales" y no se asustan tanto del zumbido de las agujas que inyectan la tinta, un zumbido, "¡pzzzzsss!", que inunda la Fira de Barcelona.

El salón del tatuaje de Barcelona, en el que impartió un seminario el tatuador alemán Andy Engel, un artista que reproduce fotografías en la piel, es también un escaparate de la evolución del consumo de tatuajes. "Si hace 15 años era impensable tanto 'tattoo', ahora hay gente que viene a hacerse su primer tatuaje y quiere uno que les ocupe toda la espalda", explicaron los organizadores de la convención barcelonesa.

Fernández reconoce sin embargo que en España "sigue habiendo prejuicios, aunque en Barcelona no tanto como en otros lugares". Paseando por el salón es fácil comprobar que las zonas más tatuadas son los brazos, las piernas o la espalda, aunque quedan las partes vestidas, invisibles a los ojos, que también esconden alguna pequeña obra de arte para los íntimos. "Y la gente se tatúa de todo, caras de seres queridos, frases que quieren recordar o símbolos", y cada vez menos se escriben la frase de "amor de madre" o cruces religiosas, según los tatuadores que participan en el salón

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