Daniel Mateo, de visita en Trives: “Esta tierra te engancha, te atrapa, te obliga a volver y doy gracias de ello"

Dani, con su familia, en Sobrado.
photo_camera Dani, con su familia, en Sobrado.

Entrevista a Daniel Mateo Arraiz, maestro de Educación Física

Dani Mateo visita Sobrado de Trives, el pueblo natal de sus abuelos, cada verano. Enamorado de esta tierra, ahora vuelve con su mujer Eva Rey y su hijo Río, disfrutando de la familia y amigos que tiene en Galicia.

¿Qué significa para usted volver a Sobrado cada verano?

Para mí poder venir cada año significa salir de tu realidad, olvidarte de tu día a día y poder disfrutar de un ambiente sano y natural en el que tuve la suerte de crecer durante tres meses al año desde que tengo uso de razón y del cual no pienso renegar.

¿Le gustaría que su hijo se enamorara de esta tierra?

Espero y deseo que así sea. Esta es su primera vez en este entorno y parece que le gusta. Ver su cara de felicidad en cada momento, ver cómo sus primos y tíos lo llevan a ver gallinas, conejos, caballos en su pura esencia nos hace felices tanto a mí como a su madre que por suerte también se enamoró de esto y a la que agradezco enormemente el poder disfrutar en familia del pueblo que tanto me ha dado.

¿Qué le hace volver?

Para mí siempre ha resultado muy fácil venir. Amigos, familia, paz, respirar aire puro, miles de sensaciones, recuerdos que perdurarán y que aún hoy en día recuerdas. Simplemente felicidad.

¿Cómo define sus vacaciones?

Siempre he dicho que no cambiaría por nada del mundo mis vacaciones en el pueblo. Han sido y serán de los mejores recuerdos que tengo. Crecer, valorar, jugar, pero sobre todo mis abuelos, mis segundos padres a los que amo con locura, dos personitas que sin ninguna duda han hecho posible esos veranos mágicos que hoy en día aún lo son.

Lo mejor y peor de esta tierra

El que ha tenido la suerte de poder vivir por poco tiempo que sea en un ambiente como este sabe lo que es. Lo mejor, para mí, un niño de ciudad, con todas las comodidades que ello comporta, el venir al campo, a lo rural y poder disfrutar de todo lo que te aporta, fue, es y será maravilloso. Lo peor quizás podría decir que la distancia, aunque nunca ha sido impedimento para venir.  

¿Y los reencuentros con los amigos de la infancia?

No puedo mantener una relación física durante el año, pero un simple “mañana estoy allí” son suficientes para un “cuando llegues me dices” o un “te voy a buscar cuando tu quieras”.

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