“Estes son uns porcos felices”

En plena naturaleza, jugueteando entre castaños, y sin otra preocupación más que gozar de una buena alimentación, viven felizmente los más de 20 cerdos de raza celta que tienen los miembros de esta explotación en Manzaneda. Casi veinte años pasaron ya, desde que un grupo de amigos creaba esta ‘pequeña granja’ como hobby y para el autoconsumo, al mismo tiempo que ayudaban en la recuperación de la raza porco celta, que en aquel momento estaba en peligro de extinción. “Como os marraus ían aumentando pois tivemos que producir algo, pero facémolo a pequena escala” dice Juan Hervella, uno de los socios. Una cerda recién parida, rodeada por sus pequeñas crías de 15 días, se pasea tranquilamente por el soto, mientras otras dos hembras a punto de parir conviven al lado. En la parte más alta de la finca el macho, de gran tamaño, vigila al resto de la piara, al tiempo que 11 cerdos jovenzuelos corretean en su área. Sobre tres hectáreas y media era la superficie que los animales disfrutaban, recientemente el espacio se vió reducido, pero también tienen menor cantidad de cerdos. Nada más escuchan la llegada de Juan Hervella, se van acercando a la puerta sabiendo que llega la hora de comer. Esta es su segunda actividad y se desplaza a darles de comer una vez al día. Parte de los animales, después de los destinados a las matanzas particulares de los socios, tiene ya su destino marcado. “Parte da miña familia ten unha empresa que se dedica á elaboración de produtos do porco, que é Embutidos Hervella, entón cos sobrantes aquí mátanse para eles e fan embutidos de porco celta” explica Hervella, quien destaca que la diferencia de sabor en este tipo de carne es muy notable. La alimentación de estos animales, además de su libertad, también influye en el aumento de calidad de sus carnes, “nós dámoslle de todo o que se produce na terra, nabos, berzas, patacas, castañas, ademáis dámoslle os excedentes de horta que nos dan os veciños”. Los cinco socios se dividen para el cuidado de la explotación y cada mes y medio está uno de ellos al cargo de los cuidados de la piara. Al hacer la comparación con la manera de vivir estos cerdos y los de las macrogranjas, Juan Hervella resalta que nada tiene que ver: “Comparando o día a día destes animais, podemos decir que estes son felices”.