El Campus de Ourense cumple medio siglo con el reto de la gran ampliación

La universidad dio sus primeros pasos en Ourense en este edificio, cedido por Caixa Ourense, ubicado en la rúa Progreso frente al Posío.
photo_camera La universidad dio sus primeros pasos en Ourense en este edificio, cedido por Caixa Ourense, ubicado en la rúa Progreso frente al Posío.
El Campus de Ourense empezó en un edificio prestado en el Posío con 200 alumnos y ahora son 5.000 los que dan vida al barrio de As Lagoas

Los primeros once profesores del Campus de Ourense estaban de prestado, tenían veintipico años -algún alumno era mayor que ellos- y pagaban las fotocopias de su bolsillo. “¿Investigar? Eso era un sueño, no había ni un duro”, recuerda Luis Romaní, Catedrático de Física Aplicada y uno de aquellos once que pusieron, hace 50 años, la semilla del Campus de Ourense.

La efeméride permite echar la vista atrás con orgullo: As Lagoas multiplicó por 25 sus alumnos. En 1973 eran 204 y ahora rozan los 5.000. Ni siquiera estaban en la ubicación actual de la universidad: la Caja de Ahorros le ofreció un edificio provisional en el Jardín del Posío. Aquello estaba destinado a Escuela de Secretarias y a Club de Jubilados, así que tiraron de ingenio. “No había nada, era una universidad de papel. En el faiado pusimos unas mamparas y unos despachos”, recuerda otro de los pioneros, el catedrático emérito Jesús de Juana. La ampliación del Campus de Ourense es ahora el principal reto de la universidad: este cometido centra los esfuerzos de la UVigo, que celebra medio siglo del establecimiento de los estudios superiores en la ciudad. La implicación de la sociedad fue fundamental para el despegue del Campus: así lo ve la comunidad universitaria que impulsó las grandes transformaciones de As Lagoas.

No solo creció exponencialmente en número de alumnos. El Campus de Ourense empezó con 11 profesores y en la actualidad hay 344 docentes y 137 investigadores. Lo mismo en el personal de servicios: empezaron tres administrativas y ahora son 112. Química, Biología, Farmacia, Geografía e Historia y después Magisterio y Empresariales fueron las primeras carreras que se implantaron en Ourense. Pero eran solo ciclos, había que terminarlas en Santiago. As Lagoas goza ahora de 19 titulaciones punteras y la intención de solicitar grados vinculados al territorio cuando se abra el mapa de titulaciones de Galicia.

Y si ahora goza de tan buena salud fue por la implicación de toda la sociedad ourensana en luchar por su universidad. Esta institución ha motivado las dos manifestaciones más multitudinarias de la historia reciente de la ciudad. La primera de ellas llegó en 1988 y pedía la creación del campus. Un año después, en el 89, se inauguraría el Edificio de Ferro. En la segunda, convocada por Pro Campus, una asociación vital para el desarrollo universitario ourensano, 25.000 personas exigían “dignidad” para una entidad que corría el riesgo de ser desmantelada y olvidada en el mapa de titulaciones gallegas. En ella no solo participaron estudiantes y profesores, se sumaron a las protestas el obispo o el alcalde.

El rector de la UVigo, Manuel Reigosa, participó esta semana en el Consello de Campus y recordó los grandes retos que enfrenta Ourense. De hecho, uno de ellos es la prioridad en el conjunto de la institución académica, que tiene otros dos campus (Pontevedra y Vigo). Se trata de la creación de la Escuela de Ingeniería Aeroespacial, un título exclusivo en Galicia que se imparte en As Lagoas desde el 2015 y que carece de facultad propia. El edificio saldrá a licitación pronto, tras el concurso de ideas que ganó un despacho madrileño para elaborar el proyecto, llamado “O Camaleón”.

Con todo, la ampliación sigue siendo un reto. Los terrenos de la UVigo van quedándose escasos y precisan la colaboración de otras administraciones. “Temos moita ilusión na ampliación, no soterramento de parte da avenida de Otero Pedrayo para poder comunicar os dous campus”, señala Reigosa.

El vicerrector del Campus, Francisco Javier Rodríguez Rajo, insiste en que “no tenemos espacio para todas las titulaciones nuevas que entraron. El soterramiento redundaría en unir los dos Campus y hacer la ciudad más sostenible”.

Otra meta, menos tangible, apunta Rajo: “Mantener la excelencia tan grande que tenemos en investigación”. De hecho, esto está relacionado con el reto de la especialización del Campus, que lucha por conseguir el apellido de “Auga”, un título que colocará a la vanguardia la investigación de As Lagoas y permitirá captar más fondos. El vicerrector subraya que “el Campus ha tenido un despegue muy beneficioso para toda la ciudad y la provincia, es un motor de economía, investigación y transferencia que hace años era impensable”.

Otra de las pioneras es Purificación Mayobre, profesora de Filosofía. La llegada de la universidad a Ourense generó “grandes expectativas”. Mayobre recuerda con mucho cariño aquellos primeros años; pero también cree que “o Campus tivo un desenvolvemento notabilísimo e por iso é o momento de apostar por el”. “Hai que sentirse orgullosos del porque é un dos mellores de Galicia. É pequeno, pero moi atractivo”, argumenta, al igual que Rajo, quien también opina que “la ciudad debería sentirse orgullosa de su campus”.

Victoria Jato fue otra de las precursoras. Profesora de Biología, llegó incluso a ser vicerrectora en 2010 y recuerda un miedo que no se acaba de desterrar del todo: la pérdida de titulaciones. Lo define como “una espada de Damocles” que caía sobre algunos cursos con baja matrícula y cuya continuidad no estaba asegurada. Ahora esta sensación es mucho menor, en parte también por la llegada de alumnos extranjeros, algo que, tanto para Jato como para Rajo, hace años era “impensable”.

Esa ilusión de los primeros años ha fructificado en medio siglo de vida de la universidad en la ciudad. 50 años de crecimiento con una obsesión: llegar a la excelencia desde Ourense. 

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