Los ladrones se llevaron el pasado fin de semana 50 kilos de patatas y 10 conejos de dos fincas

Alarma en O Barco por los continuos robos en huertas

Concha Jérez, en la finca que cultiva, próxima a la calle As Areas, de O Barco. (Foto: J.C.)
Los vecinos del rural de O Barco muestran su preocupación por el aumento de robos de hortalizas y animales. El último se produjo en una finca de la calle As Areas, donde los ladrones se llevaron 10 conejos. No se llevaron todos, pero sí los más grandes. Prefirieron dejar que la familia de Miguel Ángel Estévez siga criando ejemplares, quizás para volver cuando hayan engordado. El robo se produjo en la madrugada de ayer, un par de días después de que un matrimonio echase en falta unos dos capazos de patatas, cuyo peso supera los 50 kilos.
La sustracción fue denunciada ante la Guardia Civil, lo que no sucede con todos estos pequeños robos, según dijeron fuentes vecinales. Los propietarios no sólo sufrieron el robo, sino también los daños, ya que los ladrones arrancaron los tubérculos.

La excesiva frecuencia con la que se producen estos robos provocó un fuerte malestar entre los propietarios de las huertas. Concha Jérez posee una finca, pero únicamente la usa para sembrar unas cuantas hortalizas. Tuvo pollos y cerdos, pero los dejó de criar a causa de los robos. 'Quería comprar uns polos pero non o fago por se me quedo sin eles. Non quero traballar para os ladróns', explicó.

Los productos robados son variados. Patatas, conejos, pollos, cebollas, fresas o uvas son sólo una muestra de las preferencias de los ladrones. Tanta es la frecuencia de estas acciones que un vecino comentaba, medio en serio, medio en broma, que cuando siembra algún producto, siempre utiliza alguna semilla de más. Estos 'excedentes' están destinados a servir de botín para los ladrones. Los propietarios buscan así salvar una parte de los cultivos.

Las características de la calle de As Areas, situada entre la Avenida de Galicia y el río Sil, facilitan la comisión de los robos. Buena parte de las fincas están aisladas en puntos donde no hay viviendas en los alrededores, facilitando la labor de los ladrones. Sus dueños, temen que la crisis aumente aún más la frecuencia de los robos, como comentó Concha Jérez.

Miguel Ángel Estévez, propietario de una de las fincas que más robos sufre, aseguró que, además de los robos realizados por ladrones durante la noche o en ausencia de los dueños, había observado que algunas personas salen a pasear con bolsas y en su recorrido, mientras uno de los paseantes vigila, el otro se introduce en la propiedad y llena el saco con el botín.

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