Un año fuera de casa de O Barco por venirse abajo unas ruinas

Teresa Rodríguez y Alfonso Quiroga, ante su casa.
photo_camera Teresa Rodríguez y Alfonso Quiroga, ante su casa.
El matrimonio de O Barco afectado urge una solución al Concello, que culpa a la lluvia del retraso

Alfonso Quiroga y Teresa Rodríguez llevan más de un año viviendo en casa de familiares, obligando a sus nietos a dormir en un colchón tirado en el suelo. El 16 de enero de 2023 se vieron obligados a dejar su casa de O Castro (O Barco de Valdeorras) tras el derrumbe de las ruinas que lindan con ella, cumpliéndose así el aviso que en 2009 transmitieron al Concello. “Nuestra situación está peor que nunca. Vemos que nuestra casa está deteriorándose muchísimo y cada día que pasa dudamos que podamos regresar”, afirmaron. 

Desde el Concello, el alcalde aseguró que el proyecto de consolidación del terreno, presupuestado inicialmente en 135.000 euros, “está adjudicado, pero estuvo lloviendo hasta el jueves. La obra está para empezar”, dijo Alfredo García.

El matrimonio urge una solución y comenta que “los escombros procedentes de la casa que se derrumbó permanecen en su totalidad amontonados en el solar”, apuntando que el muro medianero continúa desprotegido. Teme que el agua de la lluvia pueda estar deteriorando los cimientos de su casa. “Es incomprensible que una obra considerada de urgencia siga sin llevarse a cabo después de un año”, afirmaron, para después quejarse de que el proyecto de consolidación fue enviado a la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural siete meses después del derrumbe. Según apuntan, el Concello lo presentó ante Patrimonio el 16 de agosto de 2023, que contestó el 5 de septiembre dando “vía libre” a la obra.

Alfonso Quiroga y Teresa Rodríguez también se quejan de la callada del Concello ante los 11 escritos que le remitieron. “Nosotros seguimos pagando nuestros impuestos, pero sin poder vivir en nuestra casa”, afirmaron. “14 años de denuncias sin atender y una única actuación realizada por el Concello que solo contribuyó a agravar aún más la situación. Por cierto, realizada sin autorización ni supervisión de la Dirección Xeral, requisito imprescindible en un espacio protegido”. Además, desconfían “que buscan que sufra tal deterioro que no podamos volver a habitarla”.

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