Vecinos de O Barco de Valdeorras participaron ayer en Outarelo en los actos festivos en honor a San Francisco Blanco, misionero franciscano ourensano que en el siglo XVI sufrió martirio en Nagasaki (Japón). Tras el parón del año pasado, debido a la pandemia del coronavirus, los feligreses sacaron ayer en procesión la reliquia del santo, que cuenta con gran devoción en la comarca valdeorresa.
Antiguamente eran muchos los barquenses que venían hasta aquí andando hasta la capilla, ubicada a unos tres kilómetros de la capitalidad, “pero ahora son los que menos, la afluencia de este año también es pequeña”, comentaba uno de los asistentes a la procesión, que contó con la participación de la Policía Local de O Barco para regular el tráfico y facilitar el paso religioso entre Vilanova, O Castro y Outarelo, dada la estrechez del camino en algunos puntos.
El santo, que según la devoción protege de los males de la cabeza, presidió el recorrido donde hubo acompañamiento musical a cargo de los gaiteiros Celtas Largos. En el transcurso de romería religiosa, la primera que está presidida por el nuevo párroco Jesús Álvarez Álvarez, este resaltó que se acaba de llevar a cabo la restauración de la imagen de San Francisco y que es su intención seguir promoviendo mejoras tanto en la capilla y como de sus imágenes.
No faltó en la programación festiva los tradicionales puestos de pulpo y rosquillas que, después de la ausencia del año pasado, volvían alrededor del templo para hacer las delicias de los barquenses y visitantes.
