Bilal, olvidado tras el fuego en Valdeorras

Muchas noches, Bilal Karrach se despierta asustado, con las llamas que le quemaron el 70 % del cuerpo el fátidico 17 de julio. Aún de baja, pide ser indemnizado por los daños, al no encontrar cerrada la carretera de O Barco por la que circulaba en moto.

Las Administraciones respondieron rápido a los graves daños causados por el gran incendio de julio. El fuego se llevó miles de hectáreas de monte en O Barco, Rubiá y Carballeda, destruyendo las llamas decenas de construcciones. Pocas fechas después, las autoridades anunciaron importantes ayudas para los perjudicados e incluso hubo colectivos sociales que hicieron campañas solidarias para quienes perdieron sus propiedades. Pero nadie contó con Bilal Karrach, un vecino de Santigoso, de 35 años, de origen marroquí. Su moto quedó calcinada a un lado de la carretera OU-121, que comunica O Barco con Santigoso, pero nadie preguntó por el piloto, quien casi pierde la vida en la tarde de ese fatídico 17 de julio. “Sentí la muerte”, dijo. Él es el gran olvidado de los afectados. Ese día cambió su vida. No sufrió importantes daños materiales pero los personales son muy graves, con un 70 % del cuerpo abrasado y un futuro incierto.

Era domingo y un amigo lo invitó a un café en Viloira. “Solo fueron 10 minutos. Le dije que me iba porque el lunes tenía que trabajar y también preocupado por el incendio”, explicó Bilal Karrach. Fue al doblar una curva cuando se encontró envuelto en llamas. “Mi reacción fue tirar la moto y empezar a correr, pero ya me habían sorprendido las llamas”, comentó. Detrás de él circulaba un turismo con dos personas mayores, pero no se atrevieron a atenderle por miedo a hacerle daño. Fue el siguiente conductor, que viajaba con dos niños, quien lo recogió y lo acercó a los sanitarios. “Después ya no me acuerdo de nada”, añadió.

Estado en que quedó la moto de este barquense.
Estado en que quedó la moto de este barquense.

Mientras relata los hechos, en su cuello pueden verse secuelas de las quemaduras que lo mantuvieron ingresado en el Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña casi dos meses y que están detrás de las cuatro operaciones a las que fue sometido. Explica que le duelen la mano y el cuello: “Tengo muchos picores. El 70 % de mi cuerpo está quemado”.

Bilal Karrach abandonó Tánger (Marruecos) con 7 años. Una beca de estudios posibilitó su formación en Benposta, la Ciudad de los Muchachos, hasta los 16. Después tuvo varios empleos hasta que llegó a la cantera de pizarra donde trabajaba hasta el accidente. Ahora está de baja. “Veo mal el futuro. Estaba trabajando y pagando créditos y mis gastos pero, ahora mismo, estoy hasta el cuello”, comentó Bilal.

No entiende por qué no fue cerrada al tráfico la carretera y, aunque en la Administración le aseguren que sí lo estaba, lo cierto es que él y, según dice, otros muchos conductores circularon por la OU-121 ese día, por lo que reclama “que se haga justicia y me indemnicen por daños y perjuicios”.

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